Uno agujero minúsculo en el cuarto de contadores del portal de al lado. Ese fue el lugar por el que accedieron los ladrones que este puente asaltaron el supermercado Eroski Center de Fernando Macías, para llevarse una cantidad sin especificar que, al parecer, sería la recaudación del fin de semana de la tienda.
Nadie se enteró de nada. Ni siquiera los vecinos del edificio en cuyo bajo se encuentra el súper, y al que los asaltantes debieron acceder para poder hacer el butrón en la pared que les permitió entrar en el establecimiento, ubicado en los números 20 y 22 de esta concurrida calle.
Los autores del robo fueron cuidadosos. Según los vecinos, no forzaron el portal del edificio, el primer obstáculo que tuvieron que salvar para entrar en el inmueble. Sí la puerta de la habitación de los contadores, aunque se acordaron de cerrarla antes de abandonar el lugar de los hechos, por lo que nadie se dio cuenta de lo que había pasado hasta ayer, cerca de las nueve de la mañana, cuando se personó la Policía Nacional para buscar el agujero que veían desde el otro lado de la pared.
También tenía marcas de había sido forzada la puerta de la oficina del supermercado, justo en la entrada al establecimiento, donde ayer los empleados se encargaban de poner orden tras el robo. A la espera de que se cierre la investigación, no está claro el número de personas que participaron en el asalto. Tampoco si tuvo lugar durante la noche del sábado o la del domingo, aunque algún vecino confesó haber escuchado un ruido fuerte sobre las cinco de la mañana del lunes. El bajo del edificio está controlado por un portero durante el día, pero la planta inmediatamente superior al súper está vacía, ya que se trata de las antiguas oficinas de la Xunta. Lo que todo el mundo parecía tener claro ayer por la mañana es que el robo “había sido cosa de profesionales”.