El Secretario General de la ONU señaló que “la igualdad de las mujeres y las niñas constituyen también un imperativo económico y social. Hasta que no se logre liberar a las mujeres y las niñas de la pobreza y la injusticia, todos nuestros objetivos –la Paz, la seguridad, el desarrollo sostenible– correrán peligro”. Mientras tanto quedan gobernantes que se atreven a decir públicamente cantidad de estupideces entre ellas que, “las mujeres deben ocultarse sus cabellos porque ejercen atracción erótica sobre los hombres”.
Actualmente, en pleno siglo XXI, alrededor de 500.000 mujeres fueron vendidas en los países de la Unión Europea y obligadas a ejercer la prostitución, en una situación de semiesclavitud. Para la Unesco el problema del tráfico de mujeres y la prostitución sigue siendo “un problema de consumo europeo” en el que las mujeres del tercer mundo son las víctimas principales.
A pesar de que la igualdad de traro entre hombres y mujeres fue uno de los principios fundacionales de la Unión Europea en 1.957, más de medio siglo después la propia Unión Europea tiene que considerar expresamente inaceptable la violencia contra las mujeres y niñas que sufren agresiones o explotación y adoptar las medidas adecuadas. Se reconoce que son víctimas de la violencia doméstica o de abusos sexuales, de la trata y de la prostitución forzosa, o de la intimidación y la opresión, lo que supone vulnerar sus derechos fundamentales a la libertad, dignidad y seguridad. Desgraciadamente queda aún mucho camino que recorrer.