"Sabiéndonos cercados por el fuego de la pasión,/ nos miramos a los ojos/ y turbados nos reconocemos,/ bajamos los ojos para volver a mirarnos,/ y ya no somos./ ¿Dónde hemos ido?, ¿dónde estamos?,/ ¿quién gobierna ahora nuestros destinos,/ ahora que no somos nada de lo que éramos/ y tanto de lo que fuimos?/ La respuesta se hace precisa en los gestos,/ esplendorosa en el ritual:/ se tensa la mirada y eriza la piel,/ la lengua humedece los labios,/ la nariz aletea y se ensancha levemente,/ y el corazón se nos vuela a la boca./ Se hace entre los dos de seda el espacio,/ y cae el tiempo en el olvido,/ a la vez que los besos/ envenenan poro a poro la vasta/ y encrespada extensión de la sangre./ Ya somos, por fin somos,/ somos tanto,/ que sentimos la hoguera del deseo/ quemándonos muy dentro,/ quemándonos por fuera,/ quemando el aire y prenda a prenda/ todo cuanto a nuestro alrededor ondea/.
A su llamada,/ una veintena de misteriosos y enardecidos guerreros,/ gritan:/ “A las caricias”,/ y en desigual batalla derrota la pasión a la ternura./ Consumada la debacle,/ la fortaleza yace derribada:/ saqueados sus tesoros,/ vaciados sus dones,/ quemadas sus naves,/ emergen olímpicas sus ruinas”.
Palabras para el amor en versos del poemario “Circularidad” de la poeta Loto PSeguín. Amor arrebatado por la pasión, tocado por el divino deseo, y finalmente entregado como sacrificio al amor de la mano de la sempiterna amante, la ternura.