Los medios de comunicación me preguntan últimamente por el cambio que he observado en estos primeros noventa días al mando del ejecutivo local. Para mí hay un hecho fundamental que creo será beneficioso y decisivo para el futuro de la ciudad. El nuevo clima político. Hemos enterrado entre todos la crispación de otros tiempos. El pleno del pasado jueves es buena prueba de ello. La relación entre nosotros, los políticos y políticas que trabajamos en María Pita es diferente. No es un logro mío, ni de mi grupo exclusivamente. Es un avance de todos los que representamos a los coruñeses y coruñesas. Y lo agradezco a todos los grupos municipales. Hasta ahora el debate ha sido respetuoso. Incluso, en esta primera sesión ordinaria del pleno se ha constatado que fuerzas opuestas pueden alcanzar acuerdos que beneficien a la ciudad. Alguno, al finalizar la sesión, me preguntó a la salida si era cierto que el PP, la Marea y el PSOE habían aprobado juntos una moción sobre la creación de un grupo de trabajo para los terrenos portuarios. Les dije: “Sí, se detuvo el pleno, se alcanzó un acuerdo y se votó”. Parecía extraño para muchos, pero es la tónica que hará progresar esta ciudad. No me cabe duda.
Todos somos conscientes de la importancia que tiene el consenso para los grandes proyectos y retos de A Coruña. Tenemos formas diferentes de abordar y de pensar sobre muchos asuntos, pero hay algo que está por encima de todos nosotros. Y todos lo sabemos. Este mandato puede marcar el futuro de muchas generaciones. Puede ser el mandato que diseñe la fachada marítima, el que establezca la movilidad de la próxima década, el que muestre un verdadero compromiso con el medio ambiente y el que consolide de una política social que haya derrotado, por fin, los duros golpes asestados por la crisis económica.
Atisbo un nuevo horizonte para una ciudad que debe liderar Galicia. Todos están contribuyendo a ello. Es un esfuerzo que alabo. No es fácil acercar posturas, no lo ha sido nunca en el mundo de la política. Pero del mismo modo que ocurre en la naturaleza, que evoluciona para progresar, en la política debemos mudar nuestras posturas y adaptarlas al bien común. No deseo echar la mirada atrás. No serviría de nada. Quiero que todos sumemos a pesar de nuestras diferencias. No se trata de apartarnos de nuestra identidad, ni mucho menos.
La ciudad, los coruñeses, apostaron por nosotros para impulsarla, y tenemos una gran responsabilidad que debemos asumir. La sesión plenaria mostró diferencias y posturas distantes entre los partidos de la Corporación en algunos temas, incluso visiones radicalmente opuestas. Pero, por encima de estas murallas, observé una voluntad de alcanzar acuerdos, incluso entre fuerzas absolutamente opuestas en el ideario político.
Debemos aprovechar las inmensas cualidades de esta ciudad que amamos. Su potencial industrial, turístico y creativo. Y debemos, juntos, mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas. Observo un cambio en la forma de trabajar con el resto de grupos políticos, una nueva relación con el resto de administraciones públicas y con las entidades sociales que son seña de identidad de esta gran ciudad.
Y no debemos contentarnos sólo con esto. Debemos anteponer los intereses de la ciudad a las conveniencias partidarias; mantener nuestra identidad y hacer de la responsabilidad parte de ella. Gobernar para el conjunto de la ciudadanía y verdaderamente con todas y todos. Creo que ese es el primer cometido de quien quiera que tenga el privilegio de ocupar la responsabilidad que la ciudadanía me ha confiado. Estoy dispuesta a ello. Ya hemos empezado.