Zonas francas y recursos

Leo con detenimiento el artículo de mi tocayo y colega universitario Abel Losada sobre la Zona Franca y el sugestivo y contundente título “Los recursos de Zona Franca tienen que ser para Vigo”. No hay que negar que el título es sugerente, directo y encierra en el mismo lo que luego el también diputado, –quien con Méndez Romeu han sido los mejores de su partido en la legislatura que agoniza–, plasmará en sucesivos párrafos. Resumido, Vigo para los vigueses, o los de Vigo. Como ustedes prefieran. El mismo encierra una serie de acusaciones y reproches que, a su juicio, reflejan partidismo o ejercicios de agencia política y electoral de un determinado partido. No hay que ser duchos para saber de qué estamos hablando ni tampoco para obviar los últimos enfrentamientos y de voto que hubo hace apenas una semana en el seno de la institución. Ahorraré nombres y protagonismos.
Lo importante es la funcionalidad, la finalidad, la eficiencia, la efectividad, los resultados, que los tiene y positivos, la Zona Franca. Una Zona Franca que nació como Zona Franca del y para el Noroeste de España. Que es algo más que Vigo, Bouzas, Santiago, Coruña, Ferrol o Monforte. Galicia es algo más que todo lo anterior individual y también sumado, porque faltan muchísimos sumandos hasta llegar a la totalidad. Como monfortino quizás me gustaría, y como no y por qué no que la ciudad tuviera pulmón económico, vitalidad, energía, inversiones y algún vector que la reactivase, y nunca sería algo de los monfortinos y en exclusiva, sino de todos, de todos los gallegos y los españoles.
Mañana, o quizás pasado mañana y pensando muy bien de quién es y a quién corresponde la iniciativa, leamos un poco, puede que existan otras zonas francas en este noroeste, o en norte, o en el cantábrico además de las cinco que existen en todo el territorio español y donde hay fondos que provienen del Estado directamente y otros indirectamente a través de su administración y gestión-disposición por entidades locales. No serían de esos entes, ni de esas localidades, sino de todos. Porque son todos los que los pueden utilizar, logística, económicamente, transporte, depósito, pero también la multitud de actividades expansivamente paralelas y que son puntales para nuestras empresas, desde el emprendimiento a estudios de mercado, de internacionalización, de competitividad y un largo etcétera.
Acusa el diputado socialista de la escasa formación de algunos vocales, amén de ninguna vinculación a la ciudad olívica. Como si esto fuese patrimonio exclusivo de un ente o corporación, y no la realidad de demasiados ámbitos de la vida pública y privada en este ruedo ibérico. Nos referimos, claro está, a lo de la formación, no ser vecinos o hijos de la hermosa villa de Vigo. A este paso pocas personas en un consejo de administración deberían sentarse, pero también quizás ser políticos, o profesores, o cualquier otra profesión. ¿Cuántas empresas gallegas pueden exportar o importar en el tráfico internacional gracias al trabajo y servicios de una zona franca sin estar domiciliadas en Vigo? O es que sólo deberían ser éstas.
Cuidado con el lenguaje, cuidado con los localismos que tanto daño hacen a este país, y me refiero a Galicia. De ahí al minifundismo mental que tanto nos acompaña y la falta de autocrítica propia solo hay un pasito. Hay que construir Galicia, construir país, no trincheras, ni cainismo ni creerse el centro del mundo individual y circunstancial, y esto no va por Vigo, va por el localismo que impera en nuestras mentes.

Zonas francas y recursos

Te puede interesar