De cara al otoño la agenda política municipal estará marcada por los presupuestos. No son pocos los retos que tenemos por delante, alguno de los cuales ya no verá la luz en este ciclo electoral para infortunio de todos. De cómo lo hagamos en los próximos meses dependerán grandes avances necesarios para el diseño futuro de la ciudad.
El principal y de más calado es la planificación estratégica que hagamos de las futuras actuaciones en los terrenos portuarios. Está la propuesta de un consorcio público que, al igual que en Valencia, Santander o Bilbao, dote a la ciudad del músculo para garantizar una reordenación que nos sitúe en el lugar de privilegio que la oportunidad brinda. Los socialistas apoyaremos una definición coherente y racional de ese consorcio, en donde cobrarán importancia los roles que las diferentes administraciones y entes públicos potenciales participantes vayan a tener en el mismo. Es crítico que la ciudad sepa establecer el suyo como administración responsable directa de la reordenación urbanística y garante, en última instancia, del bienestar presente y futuro de sus vecinos. En este envite, en el que nos jugamos las próximas décadas, la capacidad de entendimiento entre administraciones, dejar atrás dogmas partidistas y abstraer su definición de postulados electorales elevando la política al necesario consenso, será determinante para que, a lo que nos comprometamos como ciudad, se traduzca en un proyecto orgullo de todos los coruñeses. Un proyecto desde el que la ciudad pueda retomar el impulso perdido, poniendo en valor todo lo que tenemos por delante. En el capítulo de la movilidad hay también grandes retos. Desarrollar de una vez las actuaciones en Alfonso Molina, conciliando los planteamientos de la Administración local y de Fomento. Cansados estamos ya de enfrentamientos partidistas que alternan la cola de león con la cabeza de ratón, poniendo a los ciudadanos como testigos sufridores. Cerrar la planificación de la estación intermodal e iniciar los trabajos para que, aprovechando la llegada del AVE, se racionalice la interconexión de los autobuses metropolitanos y se dé solución a esa gran área de la ciudad cercana a la actuación. Recuperar la importancia que tiene en el panel de mejora de la movilidad el Vial 18 y su conexión con la autopista, por el alivio que supondría para la propia cogestión de Lavedra. La movilidad sostenible sigue siendo, más que nos pese, la gran ausente. Lo que parecía ser una oportunidad inmediata con el Gobierno de Marea, fue un espejismo. La parálisis del área nos preocupó y mucho durante un tiempo, pero ahora ya, cercanos al cambio de ciclo, poco o nada esperamos de ella. Se hará un carril bici, se pondrán bicis eléctricas (al menos esperamos que eso se haga) y poco más. Ni peatonalizaciones o nuevos espacios peoniles, ni alternativas de mejora en el transporte urbano, ni una planificación racional de la ORA, ni aparcamientos disuasorios u otros alternativos en zonas críticas, ni nada de nada. Eso sí, esta semana de la movilidad veremos las calles llenas de bucólicos escenarios con césped y bicis que nos “iluminan” sobre lo que podría ser. En publicidad y marketing sí que hemos avanzado (y gastado) estos años, pero en gestión y proyectos de futuro…