Dima Slobodeniouk inició la nueva temporada de la OSG mostrando al público la mejor cara de su profesionalidad, como si de su última actuación se tratara; muy activo, totalmente volcado. Este joven director ruso se ha ganado la confianza que pusimos en él, pero como somos humanos, y porque esta civilización ha evolucionado con el estudio y el contraste de actitudes entre personas relevantes, no podemos por menos que recordar otras vetustas batutas y el bombo y oropel que en su día recibieron. Nada comparable: escuchar a Dima es enriquecedor, es conectar con la música desde sus aspectos más profundos, desde su sentido interior y desde la esencia misma de cada nota.
El programa lo abrió una obra de Fernando Buide: “Fragmentos del Satiricón”. Hay un punto de coincidencia en la música de calidad y es que suele gustar a una gran mayoría, como sucedió. No siendo demasiado amigos de extravagancias sonoras, reconocemos grandes dosis de imaginación, refinamiento tímbrico, estudio compositivo de las particularidades instrumentales y, sobre todo, oficio, que es de lo que suelen estar necesitados muchos compositores. Digno alumno de su maestro Leonardo Balada.
Le siguió el “Concierto No 3 para piano” de Prokófiev interpretado por Simon Trpčeski. Fulgurante técnica y seguridad, no vaciló en reivindicar su compromiso con el estado actual de interpretación solista. En pasajes, cierta excesiva articulación y un ataque tangencial de las teclas difuminaron la nitidez tímbrica de su sonido, pero su gran actitud escénica lo superó con creces. En la segunda parte una magnífica versión de la “Sinfonía No 3” de Rachmáninov. Intensos los dos primeros movimientos, y el tercero, probablemente, difícil de dirigir mejor, pues pese a sus constantes trabas estructurales que la hacen terriblemente complicada, tanto para el director como para la orquesta, la cohesión general y el discurso musical gozó de gran solvencia. Ojalá que el talento de Dima nos acompañe el tiempo suficiente como para dejarnos un legado adecuado al tamaño de sus capacidades.