Es muy posible que al mismo tiempo que usted lea esta página, cientos de personas estén inundando los colegios electorales de A Coruña con sus votos. Usted quizá ya lo haya hecho, o piense hacerlo después. Le felicito. Hoy es el día perfecto para sentirnos orgullosos de nuestra democracia. Debemos honrarla acudiendo de forma masiva a las urnas, por la sociedad en la que vivimos pero también en recuerdo de aquellos que lucharon durante años por un derecho que algunas generaciones de nuestras propias familias no pudieron ejercer.
Recientemente, despedíamos al alcalde Joaquín López Menéndez. Formó parte de la primera corporación municipal de la presente etapa democrática. Aquellas personas, aquellos compañeros y compañeras, asumieron el deber ético de construir un mundo mejor en un tiempo en el que las sombras todavía amenazaban el cambio. No se dejaron intimidar y con una convicción a prueba de bombas su trabajo acabó consolidando un estado de derecho avanzado, siempre susceptible de mejora pero en el que volver atrás no es una opción.
Conversar con aquellos políticos de la Transición supone uno de los mejores remedios contra cualquier pulsión antidemocrática. Su altura de miras, su capacidad de diálogo y su apuesta por el progreso y la modernización del país merece el mayor de los respetos. Llenar hoy las urnas es una forma de homenajearlos. A ellos y también a los que perdieron su vida en defensa de la democracia y cuya Memoria no debemos dejar de tener presente. Sería irresponsable renunciar o deformar lo que tanto costó. Pero además de honrar a lo mejor de nuestro pasado, participar masivamente en las elecciones generales que hoy se celebran también puede y debe servir para asentar aún más los cimientos de nuestro estado de derecho, de nuestro autogobierno y de nuestra vocación europeísta. Amplios consensos nos hicieron tomar ese camino. El de una democracia de progreso, donde la Constitución ya desde sus primeras líneas habla de “garantizar la convivencia (...) conforme a un orden económico y social justo” en el que se blinda “el ejercicio de los derechos humanos”.
El futuro se escribe en las urnas. En la democracia está todo. Depositar tu papeleta es el gesto más importante, porque de él se derivan muchos otros. Los intocables derechos de las mujeres, la libertad de reunión y expresión, la diversidad y el respeto al diferente, la defensa de los más débiles o los servicios públicos de calidad forman parte también del concepto “democracia”, robusto pero que sabemos que necesita cuidados, especialmente hoy. Seamos multitud dándoselos.
Vivimos en una sociedad moderna y en color, que fue capaz de dejar atrás el blanco y negro y ahora cada días da más pasos en alta definición. Lo mejor puede aún estar por llegar. Solo será posible ejerciendo los derechos democráticos de forma masiva. Se lo debemos a aquellos que lo hicieron posible, pero asimismo a los que vendrán. Nuestros hijos merecen también que les dejemos un legado de convivencia como el que llevamos décadas disfrutando. Y la democracia sólo se consolida y crece mimándola con muchos votos. Hagámoslo. Sin retrocesos. Con esperanza.