NUEVO CURSO POLÍTICO

Arranca un nuevo curso político. Diferente al anterior. Aquellos marcados por la crisis y las medidas para salir de la crisis, éste para buscar la consolidación de esa salida y recuperación que se está iniciando pero sobre todo, por que en ocho meses apenas habrá elecciones. Empieza por tanto el tacticismo, el medir muy bien mensajes y discursos, el publicitar medidas, acciones, líneas, programas y soluciones. Lo harán tanto gobierno como oposición. Mas sin duda el tema estrella será la reforma electoral. Si cabrá o no cabrá. Si se pactará o no. Y se discutirá más sobre este extremo que sobre la oportunidad temporal de las mismas ante la proximidad de la cita electoral.
Hay mucho poder en juego, pero sobre todo, la antesala misma de las generales que, si no hay adelanto se celebrarán apenas seis meses después. Todo dependerá de resultados y de la marcha del país. El partido del Gobierno está decidido a llevar a cabo la reforma electoral. Los nacionalismos gobernantes no le harán ascos a la reforma. Pelearán para dar su apoyo de impregnarla de aromas y exigencias. Y los socialistas son conscientes que la misma no les perjudica. Su batalla es otra. Evitar que la fragmentación de la izquierda siga siendo una sangría de votos. Pero nunca ha sido fiel el voto socialista. No tan rocoso ni pétreo como el popular. En el comportamiento electoral de las últimas dos décadas después de aquellas mayorías del primer González, el trasvase de votos primero hacia el centro refundado, luego incluso hacia un PP igualmente refundado, pero máxime para los partidos de izquierda ha sido una constante. Y ese es el miedo, el que miles de votos no sólo vayan a una UPyD o a una IU que siempre han esperado ser recipendiarios de ese voto, sino a la irrupción de Podemos y que ha desconcertado a propios y extraños empeñados éstos en hacerle gratis la compaña y promoción.

NUEVO CURSO POLÍTICO

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