Populismo popular

Una cosa es el “pueblo”, conjunto de todos los gobernados, y otra muy diferente el “populismo”, avispadillos antisistemas, anti casta y antiabsoluto que sólo aspiran a alcanzar demagógicamente poltronas de mando aprovechando la inocencia de compañeros de viaje y otras abejas de la colmena. 
El sí me votas salgo, cantinflero; y después que está dentro que me echen, si pueden, porque yo no me marcharé. O al hilo  de la “balacera”, recordar el estribillo revolucionario: “Dijo Emiliano Zapata, quiero tierra y libertad, y el Gobierno se reía cuando lo iban a enterrar”. Siempre unos ganan y otros pierden. Lo ideal es coger la cuerda por el extremo salvador. 
Recordaba el otro día las andanzas de la pareja Afrodita, diosa del amor, y Marte, dios de la guerra que desembocarán ineludiblemente entre el amor y el odio que siempre atenazan el corazón humano. 
Pese a ser tal listos los griegos si echamos un vistazo alrededor los diferentes tópicos se repiten: los dones de Adán y Eva en el Paraíso; la caja de Pandora; el asesinato de Rómulo sobre su hermano Remo; la crueldad asiria; las guerras civiles que han ocasionado más muertes que la peste; las contiendas religiosas; las revoluciones que han ensangrentado los suelos del mundo; las invasiones codiciosas divulgadas como actos de fe…
Y a la sazón, el populismo más radical aferrado como clavo ardiente a los sediciosos separatistas. Los que quieren viajar en AVE y por espléndidas autopistas mientras el resto de ciudadanos abonamos los impuestos frente a sus latiguillos de viejo cuño: la tierra para quien la trabaja, propiedad comunal socialización de la banca, etc. etc. ¿Dónde están los obreros de estas gentes? ¿Qué méritos les asisten para ducharse con una cebolla llena de mil agujeros? 
¿Ocupan ya nuestras instituciones y las calles estos polítiquillos rogelios sin programas, propuestas y estrategias?
 

Populismo popular

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