Mano a mano, Francesco Piamontesi y Stanislaw Skrowaczewski desgranaron su lectura de las notas y compases del Concierto No 1 en Do M de L. V. Beethoven, que resultó ser, para muchos de los asistentes, una de las versiones más expresivas y concertadas de entre las escuchadas en Palacio con anterioridad. No percibimos ni un solo momento en el que director e intérprete no estuvieran pendientes uno del otro, escuchando y esperándose en cada momento, exhibiendo un oficio y musicalidad fuera de lo normal.
Si Piamontesi gustó por un sinfín de detalles, la actitud delante de la OSG de Skrowaczewski fue como la aparición de un gran astro en escena. Noventa y un años de vida, otros tantos de oficio y, sobre todo, en lo tocante a capacidades cognitivas, una lucidez de amplitud estratosférica, marcando ésta la pauta de calidad que le acompañó durante toda la velada.
Volviendo a Piamontesi, no hay duda de que es un pianista que, a pesar de su corta edad, ya tiene más que ganado un lugar en la historia del piano. Premios internacionales de primer orden –entre los que se encuentra el Queen Elisabeth– y conciertos con las mejores orquestas del mundo son parte de su aval profesional, y con el tiempo no harán más que aumentar.
Técnica fulgurante –octavas en glissando del primer movimiento incluidas–, capacidad de discernimiento y concreción armónica perfecta y refinamiento en los pianos fueron parte de su exhibición delante del teclado. En el segundo movimiento Piamontesi tuvo sus mejores momentos, pendiente en todo momento de orquesta y director. La calidad del sonido fue lo mejor del movimiento.
Pero si Beethoven vivió en Palacio, Bruckner revivió. La Sinfonía No 4 en Mi B M “Romántica”, en manos de Skrowaczewski y de la OSG cobró vida propia. No hubo momentos bajos, de menos interés. Esta monumental partitura fue ganando el corazón de todos los asistentes hasta conseguir, al finalizar el concierto, una grandísima ovación por parte del público.
No creemos haber escuchado una versión tan bien dicha y cantada como la de Stanislaw Skrowaczewski. Gran Maestro.