Gracias a la soprano Angela Denoke y su aparente predisposición a exteriorizar con facilidad los sentimientos musicales más profundos, a la forma de acompañar y de esperar el proceso de latencia natural del sonido de Dima Slobodeniouk, y a la respuesta eficaz y plena de la Orquesta Sinfónica de Galicia, los seis lieder de Richard Strauss interpretados en el concierto de abono del pasado viernes no permanecerán en el olvido, sino en el recuerdo de todo el público asistente, que disfrutó y valoró elocuentemente esta obra a través de sus ovaciones, o forma de exponer llanamente el resultado positivo de su juicio.
Superando las expectativas más halagüeñas, la conclusión fue una obra bien tramada desde aspectos más allá de los puramente estilísticos, consiguiendo los músicos conectar directamente con el estado anímico del público.
“Das Rosenband op. 36 nº 1”, “Waldseligkeit op. 49 nº 1”, “Ruhe, meine Seele! op. 27 nº 1”, “Allerseelen op. 10 nº 8”, “Cäcilie op. 27 nº 2” y “Zueidnung op. 40” fueron las interpretadas. Percibimos la altísima calidad de Angela Denoke especialmente en los aspectos relativos a la expresividad y emoción, nada contenida, por cierto. Su voz, clara, diáfana y con perfecta colocación, desgranó todos los detalles musicales de estas piezas musicales, haciéndose valer de una intuición memorable para comunicar en música.
Las frecuentes y delicadas modulaciones, constantes cambios en el discurso rítmico o una interválica armónica plenamente cargada de intencionalidad poética son parte de los detalles que hacen que estas canciones posean una calidad compositiva al máximo nivel, como comprobamos.
En la segunda parte “Ein Heldenleben op. 40”. Dima evidenció la clase de su batuta mostrando gran coherencia formal en todo el desarrollo de este poema sinfónico.
Las facilidades de su gesto, al que no se le escapa casi nada, y los palmarios conocimientos del oficio quedaron patentes en la directa y lineal extrapolación a la dirección orquestal, siéndole consortes durante el recorrido del viaje. Todo pareció natural y sencillo, sin complicaciones superfluas, justo en el centro del oficio.