PACTO ANTITERRORISTA O NO

Legislar en caliente y hacer pagos en diferido son las dos caras de la misma estupidez. La estupidez del que apaga un incendio con gasolina o amputa un pie por esguince de tobillo. Hay hechos que precisan comparaciones al límite de lo absurdo para poner en evidencia lo anunciado.
El Gobierno y el PSOE firman un pacto antiterrorista para combatir la violencia yihadista, este es el enunciado de la noticia, que por mucho que se repita no va a enmascarar la verdadera intención de este acuerdo a varias bandas. Antes de nada, debemos darle la bienvenida al Partido Popular por sumarse al grupo de los que desde el 14 de marzo de 2004 compartimos el objetivo de la lucha contra los grupúsculos violentos con rostro yihadista.
Por fin, han abandonado la teoría conspiranoide, que tantos titulares ocupó durante años, alentada por peperos al uso y periodistas en desuso. La verdad solo tiene un rostro, lo demás  son máscaras. Por fin, se le cayó la máscara ¡ya era hora!, al menos por el respeto y honra a las 192 víctimas de aquellos tristes sucesos. Aquellos lamentables hechos fueron el punto de partida para el refuerzo de los Servicios de Inteligencia y cuerpos de seguridad del Estado con el objetivo de poder anticiparse a esas redes violentas.
No estábamos entonces preparados, pero actualmente los servicios de inteligencia están a la vanguardia de Europa en la detección de grupúsculos radicales. Solo se precisaban pequeños retoques legislativos para dar mayor eficacia a la prevención.
Un pacto de mínimos con salvaguardas incluidas es el primer acuerdo antiterrorista, de los cuatros firmados hasta la fecha, que incluye  cláusula desacuerdo, toda una apología del sinsentido. ¿Pero qué les pasa a los políticos? ¿Han perdido la cordura? Porque si así no fuese, podríamos estar en un escenario más retorcido y desesperado.
Tal vez debamos pensar que han creado todo este “teatro de las vanidades” para que los ciudadanos tomen conciencia de que el bipartidismo es lo único capaz de contrarrestar las fuerzas del mal. Quizás pretenda, ya nada extraña de Rajoy, utilizar un proyecto de ley para teatralizar y poner focos en la capacidad del Gobierno de llegar a acuerdos, cuando, en realidad, legisla en la mayor de las soledades.
Resulta difícil entender las razones que han motivado al PSOE para escenificar la firma de un pacto capaz de saltar líneas rojas en menos de ocho horas. Deberán explicar a los ciudadanos las razones que les llevan del rojo al azul sin que varíen sus planteamientos. La estrategia del bipartidismo salvador es comprensible en quien gobierna, una necedad en quien oposita, solo recogerá incomprensiones en sus afiliados y fuga masiva de votos hacia “los que están por llegar”. Abrid escuelas y cerrad cárceles, como decía Víctor Hugo. Ese sí sería un buen pacto, el mejor. Aunque con los tiempos que corren, los listos son los más ladrones.

PACTO ANTITERRORISTA O NO

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