Es lo que tiene. Si tienes que elegir entre tus miedos y tus convicciones, muchos se inclinan por salvar sus miedos. Por eso, nadie se tiene que extrañar de que Donald Trump y su mujer Melania fueran vacunados contra el coronavirus en privado en la Casa Blanca. Será todo lo negacionista que se quiera, pero el expresidente norteamericano que, además, padeció la enfermedad, parece que no quiso arriesgarse y, por si acaso, optó por inmunizarse. Tal vez lo haya hecho para garantizarse que dentro de cuatro años estará bien para luchar de nuevo en la carrera hacia la presidencia.