Según el diccionario de Xerais “andar as arrimadas” es achegarse, acercarse, a un lugar o a un sitio.
En su galopada desenfrenada el partido de Ciudadanos, un invento de Ribera que heredó Arr¡madas, pasó por la socialdemocracia, el liberalismo y el centrismo. A veces se “achegaba” al PSOE y en otras hacía piña con el PP hasta llegar a filtrear con Vox en plena plaza de Colón.
Fue perdiendo “folgos” , pero con sus “achegamentos” consiguió tocar poder en varios sitios: Madrid, Murcia, Castilla y León ,Andalucía, los más golosos, y algún que otro premio menor en distintos ayuntamientos.
Aquí, Galicia sitio distinto, ni pincha ni corta. Y, lo que es más significativo, se le espera. Y casi todo esto fue discurriendo bajo el mandato de Inés Arrimadas, que en nombre del centro fue dando bandazos hasta llegar al suicidio.
Uno de nuestros políticos, apartado del poder por un juez y por sus paisanos y que nos divierte con sus sermones, hizo el camino con Cs desde la admiración hasta tachar al partido liderado por doña Inés, de tramposo cuando podía vivir tan ricamente bajo el escudo de la gaviota al lado de otros pájaros de cuentas que tienen que rendir precisamente cuentas ante los tribunales por asuntos como la corrupción, la creación de una policía dedicada a tapar sus vergüenzas y, al tiempo, inventarse maldades de sus rivales políticos.
Y verdaderamente Arrimadas y Ciudadanos no inventaron nada nuevo. La “película” de Murcia ya la habíamos visto en Madrid con el nombre de Tamayazo. Traidores y tránsfugas por un lado y prebendas por el otro para un sainete que deja boquiabiertos a esos que hablan de una democracia plena. Se habla de comprar a unos traidores y, de ese modo, seguir –pues se había anunciado la moción de censura para acabar con los dislates del PP – como estaban las cosas, pero con una ventaja: en Ciudadanos hay una tropa que quiere seguir metiendo la cuchara en el pote aunque estén convencidos de que aquello huele que apesta.
Quédense con los nombres de quienes traicionaron a su jefa y fíjense que se ubican cerca del puchero. Y ya puestos busquen como en las novelas de misterio, quien se aprovecha de la situación y la respuesta es fácil: el partido popular. Por cierto: otra de las definiciones que nos ofrece el diccionario de Xerai sobre arrimadas dice así: “arrombar con una cosa que ya no sirve. Y eso pasará.