Al final el problema no va a ser la llegada más o menos tardía de la vacuna del coronavirus a España, sino que los españoles no quieren ponérsela. Solo uno de cada tres encuestados por el CIS para elaborar el último barómetro están dispuestos a ofrecer su brazo para que les pinchen. La cosa es seria. Las cifras quedarían lejos de esos 20 millones de inmunizados que quiere tener Illa en junio y se mantendría el riesgo de contagio en una importante cantidad de población. Así que, a grandes males, grandes remedios: la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, valora la posibilidad de vacunarse en público contra el covid-19 para que la sociedad española “confíe en la ciencia”. Si Manuel Fraga, entonces ministro de Turismo, y el embajador estadounidense pudieron bañarse en Palomares ante las cámaras tras el accidente nuclear, Calvo bien puede hacer un directo de Instagram mientras le ponen la vacuna. Y si no sirve para tranquilizar a los ciudadanos, por lo menos entretiene. FOTO: la vicepresidenta primera, carmen calvo, pide a los españoles que confíen en la ciencia | efe