La cuchillada que el 11 de enero acabó con la vida de Yonier Alejandro Arenas, el veinteañero colombiano que falleció desangrado en la calle de San Diego, en A Cubela, puso fin también al intrincado triángulo amoroso que el joven mantenía con dos de las personas que están imputadas por el crimen: una treintañera, también colombiana, y su hija de 15 años.

El levantamiento del secreto de sumario que hasta hace pocos días pesaba sobre la causa permite conocer este y otros detalles del homicidio, que ya tiene autor confeso. Se trata de uno de los dos varones que fueron detenidos, al igual que las dos mujeres, dos semanas después del acuchillamiento, un joven de 19 años que resulta ser el novio de la menor implicada. Según reconoció ante la jueza antes de ser enviado a prisión, él fue quien empuñaba el cuchillo aquella noche, aunque su intención no era acabar con la vida de su compatriota, sino únicamente darle un escarmiento, por esa relación que mantenía con su pareja, que la chica le había asegurado que no era consentida.

La Policía tiene indicios de que la menor es quien está detrás del ataque mortal, ya que sería ella la que habría convencido a su novio para ajustar cuentas con el fallecido, para vengar los supuestos abusos. La jueza instructora investiga también a su madre, que está en prisión desde finales de enero, como supuesta inductora del asesinato, puesto que las dos mujeres sostenían una tormentosa relación con Arenas, según destaparon los mensajes al teléfono móvil que ambas le enviaban.

De la investigación se desprende que la relación entre los tres era difícil, y que incluso cuando madre e hija convivieron con el joven ambas continuaban los encuentros, que la mayor de ellas no veía con buenos ojos. Algunos de sus allegados hablan de que la mujer llegó a hacer ademán de interponer una denuncia contra su amante por una supuesta violación a su hija, si bien se retractó cuando la pareja se comprometió –en falso– a dejar de verse.

Imprudencia > La relación a tres bandas no se rompería hasta la muerte de Yonier Alejandro Arenas, que según aventuran algunas fuentes pudo precipitarse tras la decisión del joven de abandonar a la madre y la hija. El letrado que ejerce la defensa de las dos, Jesús Lamelas, insiste en que ni el autor material ni ninguno de los implicados tenía intención de matar y en ese sentido habla de un delito de homicidio por imprudencia.

Entre esos implicados está también el cuarto detenido, que es la persona que acompañaba al autor confeso de la cuchillada aquella noche en A Cubela, un hombre de nacionalidad española que es además el exmarido de la imputada mayor de edad.

Para él, la jueza instructora–la titular del juzgado número 2– acaba de dictar auto de libertad provisional bajo una fianza de 3.000 euros, que el hombre ya ha abonado, aunque mantiene la imputación como coautor o cooperador necesario en el asesinato.

“Elementos racionales” > Sobre su implicación se pronunciaba la Audiencia Provincial hace menos de un mes, en respuesta a la petición de su defensa para su excarcelación. En aquel momento, el tribunal de la sección primera estimaba conveniente mantener al imputado recluido, en tanto que todavía la investigación estaba bajo secreto sumarial y dados los “elementos racionales” que lo ligaban a la muerte violenta de Arenas.

Dentro de esos elementos señalaba el auto la confesión del otro imputado, “reconocido sujeto activo y directo de la conducta criminal”, y un “entramado incriminatorio” que abarca, según la Audiencia, desde los testimonios del círculo cercano de la relación hasta los mensajes de texto enviados entre sus móviles, o la declaración de los testigos que sitúan en la escena del crimen a dos individuos.

Resta aún delimitar cuál es el papel de este imputado en el triángulo amoroso, aunque existen indicios de que mantenía contacto con su exmujer. La investigación también se dirige a determinar la relación que existe entre el autor confeso del crimen y este implicado, y de él con el fallecido, algo que todavía no está claro.