El acusado del accidente de la fragata “Extremadura” defiende su actuación

El acusado del accidente de la fragata “Extremadura” defiende su actuación
el teniente de navã­o, acompaã±ado de su letrado, a su llegada al tribunal militar territorial quintana

\“No hubiera cambiado nada que yo estuviera a bordo o dejara de estar (...) Mientras no esté de guardia no puedo asumir el mando ni la responsabilidad\”. Con argumentos como estos se defendió ayer en el Tribunal Militar Territorial Cuarto el teniente acusado del accidente que sufrió en diciembre de 2005 la fragata \“Extremadura\” cuando se encontraba atracada en el arsenal de Ferrol, y en el que perdieron la vida dos de los tripulantes que aquella noche se encontraban a bordo, el cabo primero Francisco Javier Pérez Castrillón y el marinero Erik Noval Gómez.

El procesado era jefe de máquinas en la fecha en que se produjo la explosión de una de las caldera y se encontraba aquella madrugada de \“franco servicio\”; a ojos del fiscal jurídico militar y las dos acusaciones particulares, al intentar resolver por vía telefónica los problemas que se presentaban incurrió no obstante en delitos contra la eficacia del servicio que podrían costarle entre uno y tres años de cárcel, además de la suspensión de empleo.

No lo ven así ni su defensa ni la Abogacía del Estado, que actúa como responsable civil subsidiario, para el caso de condena e imposición de indemnizaciones a las familias de los fallecidos. Ambas partes respaldaron ayer, en la primera sesión del juicio, el papel del acusado, y desvinculan la explosión que se derivó de un reventón en el tubo de caída de una de las calderas con las instrucciones que el teniente dio al suboficial de guardia para intentar aislar el problema de contaminación por cloro detectado en el sistema de calefacción. \“Fue un fenómeno anómalo, imprevisible y ajeno al teniente de navío. Carecía de medios para atajar el suceso\”, señaló el abogado del Estado, que calificó la actuación del encausado como \“la idónea\”.

problemas independientes

La tesis de las defensas se basa en que el estallido del tubo, que causó las dos muertes al liberar vapor a gran tempertatura, no tuvo nada que ver con las maniobras dirigidas por teléfono por el jefe de máquinas para aislar el punto donde se estaba filtrando agua salada sin tener que apagar todo el sistema, sino con la falta de mantenimiento de una fragata que tenía ya 30 años. \“No hay causalidad entre la contaminación por cloro y el reventón y es radicalmente incierto que lo que procedía era apagar la caldera\”, planteó el abogado defensor, José Luis Gutiérrez Aranguren.

Así lo cree también el acusado, quien defendió ayer su papel en el suceso. \“Se estaban dando dos problemas y yo estaba aconsejando sobre los dos\”, afirmó, para señalar que solo estaba \“asesorando\”, ya que no se encontraba de guardia aquella noche. \“Como jefe de máquinas, me gusta conocer su estado en todo momento, prefiero estar enterado a tiempo real\”, contestó, al ser preguntado por el seguimiento que hizo desde que se encendieron las calderas siguiendo sus órdenes y la explosión, tres horas más tarde.

con potestad

Aunque el militar llamado a declarar ayer mantiene que sus directrices para detectar el punto donde se estaba produciendo la contaminación por agua salada sin apagar las calderas es lo que marcan los manuales y que esto no influyó en la explosión, también asegura que tanto el oficial de guardia como incluso el suboficial tenían potestad para ordenar el apagado, que hubiera frustrado la maniobra que tenía prevista la \“Extremadura\” a la mañana siguiente.

Por contra, fiscal y acusaciones sí vinculan la explosión con la contaminación por cloro. Censuran las decisiones que se tomaron aquella noche, pese a la situación \“crítica, de alarma y preocupación\” de la tripulación, y estiman que lo procedente hubiera sido que el acusado ordenase la parada de las calderas de alimentación o contactase con el comandante del buque. n

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