Solo la casualidad evitó, a ojos del fiscal, que la mujer llamada a declarar en la Audiencia Provincial como testigo el próximo 26 de marzo muriera estrangulada a manos de su pareja. El hombre, un sexagenario con antecedentes por malos tratos, la tenía agarrada del cuello cuando fue sorprendido por un agente de policía, y se encuentra en prisión en espera de un juicio que puede suponerle hasta 12 años de reclusión, como autor de delitos de homicidio en grado de tentativa, quebrantamiento de condena y amenazas.

De todo ello se habla en el escrito de acusación que el Ministerio Público acaba de remitir a la sección primera de la Audiencia, que será la encargada de enjuiciar los hechos. Estos se remontan, según consta, al pasado 27 de agosto, cuando la víctima regresaba en coche a su domicilio de A Coruña a última hora de la tarde.

Con guantes > Relata el fiscal que su marido la estaba esperando en el garaje, de manera que cuando aparcó, el hombre abrió la puerta del coche e intentó quitarle las llaves, para impedir que huyera. Siguiendo esta versión de los hechos, la asió cuando ella trató de salir del vehículo y la agarró por el cuello con las dos manos, que llevaba protegidas con guantes. Inmediatamente comenzó a apretar, según el fiscal, \“para asfixiarla y darle muerte\”, sin atender a las súplicas de ella para que la soltara.

No se detuvo, siquiera, cuando logró vencer la voluntad de su esposa, que estaba tendida sobre el asiento del copiloto cuando intervino el agente de policía, que pasaba causalmente por allí; los gritos de ella mientras todavía teníafuerzas lo habían alertado y, cuando entró en el garaje, se encontró con el acusado a punto de rematarla.

Logró detenerlo y, según se recoge el escrito de acusación, pudo escuchar cómo el agresor le decía, en voz alta para que su mujer lo oyera, que \“le iba a clavar un destornillador en el ojo y sacárselo por el oído\”, y que \“la última palabra la tenía él y no el juez ni la Policía\”. Esas mismas expresiones las repitió una vez conducido a dependencias policiales.

Estas parecen referirse a la orden de alejamiento que tenía vigente desde solo un mes antes como parte de la condena impuesta por un delito previo de lesiones de género a su compañera, orden que según el fiscal ya había incumplido en otras ocasiones al buscarla y telefonearla.