En la versión que ayer ofreció el imputado a la jueza de guardia aseguró que cuando roció el agua fuerte sobre los escolares que bajaban del autobús lo hizo a modo de salpicadura, \“tipo lluvia\”. Su versión no concuerda sin embargo con el testimonio de algunos de los adultos que estaban presentes, y que, en dos de los casos, también sufrieron quemaduras por el contacto con el producto químico.
Según afirmó una de las mujeres que presenciaron el ataque, el sexagenario lanzó el líquido corrosivo directamente a los ojos de los niños, y lo cierto es que en dos de los casos la sustancia los alcanzó en los ojos o los párpados; de hecho, uno de los tres menores heridos –el niño– continúa ingresado con pronóstico reservado por las quemaduras que el ácido clorhídrico que contiene el agua fuerte le provocaron en un ojo.
Según manifestó el autor del ataque, también él resultó lesionado en la cara y el pelo al manipular la sustancia química.