Me pregunto qué clase de país tenemos cuando se convierte en noticia que el principal representante del Estado en Cataluña, es decir el Presidente de la Generalitat, se ha dignado a saludar al Rey, que es el Jefe del Estado, durante un acto en Barcelona del Círculo de Empresarios.
“Todo un gesto” aseguran quienes quieren leer en ese saludo un retorno a la normalidad entre los independentistas catalanes y el Jefe del Estado. Ojalá sea así, pero dicho esto a mí me parece que no hay por qué alabar al Presidente de la Generalitat por saludar al Rey, es más, me pareció un acto de mala educación y desprecio que tanto él como la alcaldesa Ada Colau no recibieron a don Felipe como manda el protocolo y en el caso de Aragonés solventara su desaire dejándose fotografiar junto a don Felipe.
El Rey es el Jefe del Estado y por tanto nos representa a todos los españoles de manera que ningunear al Rey es un acto de desprecio hacia los ciudadanos.
Lo cierto es que es recurrente el comportamiento de los independentistas catalanes desde que intentaron acabar con la legalidad proclamando su República. Es decir intentando derogar a las bravas la Constitución en Cataluña.
Y el Rey, claro hizo entonces lo que tenía que hacer que fue defender la Constitución en su famoso y atinado discurso del 3 de octubre del 2017. Ante el silencio vergonzoso del Gobierno don Felipe tuvo el valor de ponerse al frente de la Constitución.
Desde entonces han sido continuos los desaires groseros de los independentistas catalanes hacia al Rey. Y repito ojalá los dirigentes del independentismo catalán decidan hacer política dentro del marco legal, es decir de la Constitución.
He escrito en otras ocasiones que la Monarquía es un anacronismo pero a continuación añado que lo importante no es que la forma de Estado sea Monarquía o República sino que España sea lo que es, un Estado democrático y de Derecho, por tanto no me molesta sino todo lo contrario, que la forma de Estado en nuestro país sea la Monarquía parlamentaria sencillamente porque así lo dice la Constitución que es nuestro marco de derechos, libertades y por tanto de convivencia pacífica.
En la España de hoy defender al Rey y de paso exigir que se le dé el trato que le corresponde como Jefe del Estado, es lisa y llanamente defender la Constitución.
Así que no pienso agradecer ni aplaudir que el señor Pere Aragonés a la sazón Presidente de la Generalitat haya saludado al Rey habida cuenta que don Felipe representa la legalidad vigente, es decir nuestra Constitución, nuestra democracia.
Y a todo esto no olvidemos que el señor Aragonés no tuvo reparo en dejar dicho el mismo día que la concesión de los indultos constituyen un “avance” hacia el referéndum.
En realidad la carta del señor Junqueras más ese desvaído saludo del señor Aragonés al Rey no son sino gestos encaminados a intentar echar una mano a Pedro Sánchez por el desgaste que le va a suponer la concesión de los indultos. Ni más ni menos.