Los hosteleros de la ciudad, desde que ya no es obligatorio llevar la mascarilla al aire libre, ven cómo el cumplimiento de las normas es cada vez más difícil de respetar en las terrazas. El presidente de la Asociación Provincial de Hostelería, Héctor Cañete, asegura que se trata de un tema “complicado”, ya que son los propios hosteleros los que ahora tienen que impedir que la gente se quite la mascarilla si no hay distancia suficiente entre las personas, además de que no se fume en las mesas.
“Nosotros limpiamos las mesas, usamos las mascarillas, tenemos gel hidroalcohólico, cumplimos todas las normas, pero, sin embargo, vemos un desfase y un descontrol que no concuerda con las medidas que se aplican”, sostiene. El hostelero afirma que el sector se encuentra “desencantado y agotado”, ya que hay la sensación de que “nos caen todos los palos a nosotros”. En lo relativo a las posibles restricciones que se puedan dar si los contagios siguen en alza, Cañete explica que “hay mucha gente irresponsable pero nosotros, siendo responsables, igual nos cierran. Es un desfase generalizado y pedimos orden ante todo”, insiste.
En algunos barrios, como Elviña, incluso han solicitado mayor presencia policial para ayudar a los empresarios de la hostelería a que se cumplan las obligaciones impuestas por Sanidade.
Por su parte, el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Ignacio Borrego, aseguró ayer que el Ayuntamiento está a la espera de que la Xunta comunique oficialmente las recomendaciones sanitarias para evitar el alza de contagios, sobre todo en la población más joven. Eso sí, se controlará el aforo de playas y parques para que no se celebren botellones si así lo requiere el Gobierno autonómico.
“El botellón está prohibido desde que nuestra alcaldesa determinase que no se pudiese hacer. Tenemos muy claro que en esta ciudad el botellón no está permitido, por lo que llevamos tiempo incidiendo en zonas donde se han intentado llevar a cabo botellones”, sostuvo el concejal, quien, además, insistió en que “la vigilancia es continua”.
Precisamente fuentes del Gobierno local anunciaron este martes que esta vigilancia se incrementará más los fines de semana para que no haya reuniones para consumir alcohol en las calles de forma ilegal.
El cambio de categoría de Culleredo, que pasa a nivel medio, no ha sido bien recibida entre los hosteleros del municipio, pues consideran que las medidas siempre les afectan únicamente a ellos cuando no son los culpables del aumento de casos de covid-19. Insisten en que “deberían controlar más los botellones de las aglomeraciones de personas, que ahí sí que se producen contagios”.
Sobre esta cuestión, el Ayuntamiento de Culleredo anunció que las fuerzas de seguridad incrementarán la vigilancia “para frenar reuniones sin medidas entre los jóvenes, causa principal determinada por las autoridades sanitarias”, como les trasladaron desde las autoridades sanitarias con las que mantienen “un contacto continuado” para “conocer en todo momento la situación covid del municipio y colaborar en todo lo que sea menester”, indican desde el Gobierno de Rioboo.
Con todo, es ascenso de casos en el municipio es “por ahora leve” siendo 52 las infecciones confirmadas, “cifra entorno a la que se lleva oscilando sobre una semana y eso es lo que lleva al comité clínico a adoptar la decisión de subir el nivel a medio a Culleredo”.
Según indicaron los responsables municipales, la Xunta vincula la subida de contagios con las reuniones entre jóvenes sin las medidas necesarias y, en el municipio cullerdense residen unas 5.000 personas entre 16 y 30 años, por lo que esta situación puede afectar notablemente, si bien, el alcalde, José Ramón Rioboo, considera que “no hay que estigmatizar a los jóvenes” porque “la mayoría cumple” con las normas frente al covid-19.