El aumento de los contagios de coronavirus de las últimas semanas pone el foco en todo tipo de evento social que se celebre, motivo por el que se extreman todas las precauciones.
Es el caso de las fiestas de María Pita, que pese a lo limitado de su aforo, máximo 800 personas sentadas en la plaza homónima, cuenta con protocolos estrictos de seguridad.
El espacio habilitado para estas actuaciones vivía ayer un simulacro de dichos protocolos, auspiciado por los cuerpos de seguridad y emergencias, con el fin de que, desde hoy, esté claro el proceder a la hora de la entrada de los asistentes al recinto, así como de las actuaciones a llevar a cabo en caso de que sea necesario desalojar la plaza.