Los vecinos de Peruleiro viven puestos días una temporada de calma en lo que se refiere a los problemas que les causan los okupas de la zona, tanto en un edificio de la avenida de Peruleiro como la de Camino de O Pinar, que se encuentra detrás. Ambos edificios albergan individuos considerados como problemáticos, pero la fuerte presión policial de los últimos días ha surtido efecto: “Ya no los vemos nunca”; señalan los vecinos.
Después de las protestas de los vecinos a finales del mes de junio, la Policía Nacional se reunió con ellos para tratar de encontrar un remedio a la situación de inseguridad, en la que los hurtos, peleas y otros problemas más graves (una joven denunció una agresión que podría haber sido grave de no haber mediado un vecino) habían generado un clima de tensión.
La Policía Nacional no podía actuar contra los okupas puesto que algunos llevan más de un año viviendo allí, así que se han limitado a hacerles sentir su presencia: en cada turno, un vehículo de la Policía Nacional permanecía estacionado en una de las dos calles. Los vecinos están encantados: “Ahora no salen durante el día. Esperan a las ocho de la tarde, cuando se van los policías, para salir a la calle”
Desde la asociación vecinal admiten que se trata de una solución provisional, a la espera de que la expulsión de los okupas mediando una orden del juzgado. Pero también en ese aspecto las cosas marchan favorablemente: una reunión reciente con los vecinos y con las inmobiliarias, que presidió el concejal de Seguridad Ciudadano, Juan Ignacio Borrego, y que consiguió tranquilizar mucho a los vecinos al enterarse de la buena marcha de los trámites.
En todo caso, no se esperan desalojos inmediatos: cada una de las acciones judiciales que se están llevando a cabo tiene plazos distintos “y hay procedimientos más exprés que otros”, señalan fuentes municipales. A esto hay que añadir el parón habitual en los juzgados por el mes de agosto.
Conviene recordar que la zona lleva sufriendo problemas desde hace varios años. La ocupación del número 29 de la avenida de Peruleiro, por ejemplo, se remonta a 2013. Se trata de inmuebles viejos, abandonados, y por eso las acciones legales tardaron tanto en tomarse, para impaciencia de los vecinos.