La operación de repatriación que se está desarrollando en Afganistán tiene las horas contadas. Los países dan por concluido el dispositivo y se aprestan ahora a retirar a sus propias tropas y personal mientras la situación va adquiriendo cada momento un carácter más dramático. El atentado de ayer no es más que el ejemplo que les espera a todos aquellos que no se plieguen a las exigencias de los talibán que, además, cuentan con el apoyo de Rusia o China. La represión ha comenzado con cuestiones por ahora más o menos nimias como la prohibición de la música. Pero en el fondo, todos sabemos que, por ejemplo, el futuro para las mujeres se ha terminado. Los burcas se han apoderado de la calles y lo peor está por venir.