La posesión de un coche se ha relacionado tradicionalmente con la independencia, por la capacidad de viajar que ofrece. En otros casos, se trata de estatus y en muchos más, de pura necesidad laboral. En todo caso, y a pesar de los esfuerzos de las autoridades por promover otros tipos de transporte, A Coruña cuenta con cada vez más vehículos privados. El número de matriculaciones en la ciudad no ha parado de crecer en los últimos años, y actualmente ya se encuentra al nivel anterior a la crisis económica de 2008.
Las estadísticas proporcionadas por el Ayuntamiento contabilizan 143.237 vehículos de todo tipo matriculados en A Coruña este mismo año, de los cuales 117.573 son turismos. Es decir, más del 82%. Esta cifra parece apuntar a que todavía no se ha producido un cambio de paradigma en el transporte. A pesar de que más del 50% de los desplazamientos dentro de la ciudad se realizan a pie, muchos de los más de 247.000 vecinos de A Coruña siguen considerando que es necesario disponer de un vehículo propio.
El parque móvil de la ciudad no había dejado de subir, aunque de forma irregular, desde comienzos de siglo. El pico lo había alcanzado en 2001 con casi 145.000, luego había iniciado un brusco descenso para recuperarse a medida que se llegaba a los últimos años de la burbuja del ladrillo. En 2009, cuando la crisis ya se dejaba sentir, había alcanzado el pico de 143.373 vehículos, para después ir reduciéndose En 2016 alcanzó su punto más bajo, con 138.430 matrículas, para luego volver a ascender. Es una tendencia que ni siquiera la pandemia parece haber afectado: si el número de vehículos era de 141.827 en 2020, este año ha seguido creciendo, aunque ligeramente, un 1,4%.
No es una buena noticia para el Ayuntamiento, al que le gustaría que se empleara más el transporte público. La pandemia, en realidad, puede haber estimulado incluso la compra del vehículo privado en un momento en el que primaba el distanciamiento social, mientras que el autobús municipal recibió un fuerte golpe y perdió el 50% de sus viajeros .
Efectivamente: el numero de usos de las líneas de transporte público el año pasado fue de 13.623.457 en 2020, según el Observatorio Urbano municipal. Es algo más de la mitad que las de 2019, antes del estallido de la pandemia, cuando era de 23.005.516. Las restricciones y la propia desconfianza del público a un posible contagio provocaron que la vuelta de los viajeros fuera muy lenta, y en la primera mitad del año solo era del 80%.
Por ese motivo, el Gobierno central concedió al Ayuntamiento una subvención de casi 5,5 millones de euros para compensar las pérdidas causadas por la pandemia al transporte urbano, tal y como se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del nueve de junio. De esta manera, se evitaba que fueran las arcas municipales las que tuvieran que paliar las pérdidas de Tranvías, según los términos de la concesión actual, que termina en 2024.
Pero que los vecinos de A Coruña sigan apostando por el vehículo privado no significa que no haya notado también los efectos de la pandemia. Se descuidaron los gastos que conllevan, como el de seguro obligatorio o pasar la ITV: el resultado fue que se dispararon todas estas infracciones durante 2020. En total, se realzaron 528 actuaciones por vehículos abandonados. Es decir, que se duplicó con respecto a anteriores ejercicios.