Los crispados vecinos de Os Mallos recibieron la semana pasada la noticia de que una nueva ocupación irregular: un piso de la plaza de Padre Rubinos, vacío desde hace cinco años, por parte de una pareja. A pesar de que la ocupación fue detectada por unos residentes que avisaron a la propietaria, y que esta alertó a su vez a las autoridades, no se pudo hacer nada por desalojar rápidamente a los supuestos intrusos. “Dijeron que estaban allí desde hacía una semana, y la Policía les creyó”, explicaba la afectada. Este caso se suma a media docena más que ha vivido Os Mallos y contribuye a generar una sensación de inseguridad en un vecindario que ya está hablando de movilizaciones.
“El mismo día que lo descubrí, llamé a la compañía eléctrica y me confirmaron que había consumo, así que procedía dar de baja el suministro”, continúa la propietaria, que no desea ser identificada. Ese resultó ser la única medida que pudo adoptar contra los okupas. Primero llamó a la Policía Local, que acudió poco después y pudo confirmar que alguien había cambiado al cerradura. No pudo hacer nada más, así que acudió a la comisaría de la Policía Nacional, en Lonzas, e interpuso una denuncia.
Al día siguiente, descubre a los intrusos en el interior del domicilio y alerta al 091. Una patrulla acudió y en esta ocasión sí se abrió la puerta. Un hombre explicó que eran dos los ocupantes y entregó los DNI. La propietaria asegura que el individuo mintió al afirmar que llevaba una semana viviendo allí. También aseguró que se irían en otra semana. Es decir, el dos de septiembre. “Aún siguen allí”, señala. El supuesto okupa permitió entrar a la propietaria para recoger objetos personales (aunque no dejó acceder a los agentes). Pero estos objetos ya no se encontraban allí. La afectada, vecina de Os Mallos, pasa por delante de Padre Rubinos casi a diario. Teme que los okupas, a los que no ha podido cortar el agua, consigan engancharse al tendido eléctrico. “Me han dicho que si eso sucede, yo soy la responsable como propietaria”, explica.
Os Mallos ya ha sufrido varias ocupaciones, especialmente dos edificios abandonados en a calle Noia, donde se han instalado jóvenes inmigrantes irregulares que habían sido expulsados de dos edificios de la calle de Doctor Fleming.
A eso hay que añadir otro edificio en la calle de Mariana Pineda, y un bajo comercial en la calle de Diego Delicado. Mientras que unas voces aseguran que la atención que reciben estos casos es exagerada y hasta lo consideran xenófoba, la propietaria afectada lo tiene claro: “Este es un problema de verdad”.
Una empresa desaloja la vivienda ocupada en A Silva, en el barrio del Ventorrillo
La vivienda ocupada de manera ilegal en A Silva, en el barrio del Ventorrillo, fue desalojada en la mañana de ayer por la empresa Dio Express, la misma que expulsó a los ocupas de un piso en la ronda de Nelle la pasada semana. Así lo confirmó ayer la asociación de vecinos del Ventorrillo, que aseguró además que al mediodía se estaba procediendo a colocar una alarma y a tapiar el inmueble. Los asaltantes llevaban diez días en esta casa de A Silva y, aunque todos los rumores apuntaban a que se trataría de las mismas personas que estaban en el piso de la ronda de Nelle, finalmente no fue así. El desalojo se llevó a cabo de madrugada y ayer por la mañana se procedió a la revisión del estado de la propiedad. Los vecinos del barrio aseguran que estas personas hacían vida normal, entrando y saliendo de la casa a diario. La Policía Nacional y la Local trataron de desalojar a estos individuos la semana pasada, pero al ver que ya estaban asentados, no pudieron hacer nada. La vivienda se encontraba tapiada previamente para evitar que se pudiese acceder a ella, pero los asaltantes echaron abajo los ladrillos colocados por el propietario.