La canción humorística de Ladilla Rusa regresa a la ciudad casi dos años después de su última visita. Lo hacen con un concierto en el Inn Club hoy, a las 23.00 horas, en el que será su primera actuación en una sala con el público en pie, lo que se traducirá en “una fiesta”, tal y como explica Tania Lozano.
Para los conciertos sentados cambiaron el formato, ¿regresan ya al original?
Una de las cosas que teníamos era que incluíamos mucha interacción con el público. Todo esto lo habíamos perdido. Vamos a ir poco a poco recuperando esa interacción, porque el público también forma parte del show de Ladilla Rusa, aunque por temas de protocolo todavía no podamos subir a gente al escenario, pero sí que se podrán sentir más liberados.
¿Hay nervios por volver a una cierta normalidad?
Yo estoy muy contenta. Hace dos semanas, en Aranda, dimos el primer concierto de pie en festival, pero en sala no. Cada vez más contenta de que nos dejen un poco más de vía libre, porque nos habían cortado un poco el rollo. El público forma parte del show y así vamos recuperando la esencia de Ladilla Rusa. Teníamos la coña, parafraseando a Sergio Dalma, de “bailar sentados también es bailar”, pero no es lo mismo (ríe).
Combatieron la pandemia con el humor de sus temas.
Sí (ríe). Se nos ocurrió hacer una canción de un amor imposible de dos personas que por las normas se enamoran y no se pueden conocer por el metro y medio. Salió de la forma más tonta, estábamos en un bar, no se podía fumar en la terraza, me dijeron que tenía que estar a metro y medio de la mesa, Victor lo cantó y de ahí salió el estribillo.
¿Le darán continuación?
(Ríe). De momento no, estamos un poco locos y estamos dando forma a otras historias para un segundo disco.