Hay que practicar la Constitucion

Ahora este gobierno de izquierda dio un paso en su política social en el sector de la vivienda. Como es lógico –este es un país descentralizado– ha pedido apoyo a los gobiernos autonómicos y a los ayuntamientos, pues estos –según nuestras leyes– tienen sobradas competencias en distintas materias y esta, la de proporcionar vivienda a los ciudadanos como mandata la Constitución, es de suma importancia y de urgencia.


Resulta que el señor Feijóo declaró públicamente, que por los titulares, el asunto no le gustaba. Cada vez somos más los gallegos que, al repasar los hechos y dichos del presidente de la Xunta, que su política tiene una prioridad: él. Y de ahí sus críticas al partido donde milita –tal vez para postularse como mandamás– y su enfrentamiento con la oposición en el parlamento gallego.


Pero hombre Alberto, si hasta Fraga comía y se reunía con Beiras y si bien eso daba unos titulares, le puedo asegurar que de ahí salían buenas nuevas para los gallegos. Hay más: la Xunta de Galicia tiene competencia para poner en marcha una política propia. Y Feijóo sabe que los poderes públicos debe promover las condiciones necesarias para impedir la especulación.


El señor Feijóo tiene la obligación de conocer la Constitución, leer las normas y leyes que emana el gobierno de la nación y, ya puestos, de atender los problemas que le piden los vecinos.


Por ejemplo los trabajadores en el sector de la sanidad y la educación que siguen pidiendo lo mismo cada año: más material y más personal.


Más aún si en Galicia los jubilados tienen la segunda pensión más baja de España (878,9 euros al mes) y el mercado de la vivienda sitúa el precio de un piso digno tiene una horquilla entre seiscientos y setecientos euros en las principales ciudades de nuestra autonomía.


Con todos estos datos, que seguramente no figuran en los titulares de los escritos que lee y consulta nuestro presidente, i pregúntense como vive un jubilado gallego con ese sueldo y pagando un alquiler que sobrepase los quinientos euros. Ahí le va un titular para un hombre que lee poco: luego de pagar el alquiler, cuente como cuente, le quedan alrededor de trescientos euros al mes; diez euros diarios para comer, cenar y desayunar.


Una copa es un exceso, un restaurante un milagro y un viaje al año con el Inserso un imposible.

Hay que practicar la Constitucion

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