El cierre del congreso de los socialistas se cerró entre abrazos y rencuentros. No faltó nadie y se consagró el ¿resurgir? de la socialdemocracia. Al parecer los socialistas ya llegaron a su meta: el centro izquierda. Un viaje emprendido por Felipe González cuando abandonó el marxismo, luego de “arramblar” con las gentes del viejo profesor – Tierno Galván – y no pocos cuadros del PCE…
Y por ahí los socialistas, con menos espavientos, van cumpliendo: los socialistas alemanes acuerdan, con el apoyo de liberales y verdes, subir un 25% e salario mínimo. Repito: subir un veinticinco por ciento el salario mínimo…
Sobre un salario universal justo se pronuncia el Papa con gran cabreo de PP y Vox, a los que le parece su Santidad próximo a Podemos.
Y en Italia desde el centro en adelante piden la ilegalización de los partidos fascistas mientras aquí el gobierno “aplaza reformas relevantes” en Interior y Justicia sin una explicación convincente. Dicen las encuestas que el PP gana adeptos pero que Sánchez sigue siendo el preferido para dirigir el gobierno. Son esas cosas raras que nos ofrecen las opiniones del personal. Y seguimos con “la guerra de memorias”, como destaca El País en su periódico del pasado sábado: ”el revisionismo “etnicista” de la historia, promovido por la ultraderecha que equipara víctimas de los dos bandos de la contienda civil acabará colándose en los textos de la enseñanza secundaria”
Y se nos presenta otro dilema: ¿las reliquias de la catedral compostelana están intercambiadas con las de otro apóstol o son de Santiago? Ya costaba explicar lo de la barca de piedra pero ahora tenemos otro misterio más.
A un servidor le preocupa otro misterio más terrenal: ¿hay guardias en A Coruña? ¿Cuántos son, dónde están? Y es que de poco vale poner el cartel que obliga a circular por el caco urbano a treinta por hora, si queda en un chiste. No hablemos de los horarios de carga y descarga, o el cumplimiento de la ordenanza sobre los peligros a los que se someten los peatones por las aceras. Y resulta que nuestro periódico cuenta que los agentes del 092 se niegan a hacer horas extras como protesta a sus demandas económicas. Y todo esto coincidiendo con el incremento de la peligrosidad ¿? denunciada por el vecindario ante pasividad de la autoridad.
Esto es lo que hay y, como dice el refrán, por la respuesta de la autoridad competente (a veces parece incompetente) es lo de agua y ajo. Ya saben aguantar y jorobarse.