La crisis financiera del 2008 dejó tocados a muchos sectores económicos, uno de ellos, el de la construcción. Tanto, que todavía no se ha llegado al nivel de licencias de obra de edificios que se registraba hasta el año 2007, un ejemplo de ello es la ciudad de A Coruña. No obstante, el pasado 2020 certificó un nuevo aumento de este tipo de licencias, registrando el valor más alto desde la citada crisis económica.
Así, el pasado año se otorgaron en la urbe herculina más de un centenar de licencias de obra para edificios del término municipal, siendo la segunda vez en más de una década que se sobrepasa la centena.
En concreto, en 2020 se otorgaron 104 de estas licencias, según los últimos datos publicados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) y que suponen tres más que la última mayor cifra desde la crisis, registrada en 2018.
Ambos valores suponen un impulso considerable, teniendo en cuenta que las cifras más altas tras el estallido de la crisis se dieron en el propio año 2008 (72), y en el último lustro: 2019 (65), 2017 (61) y 2016 (64); quedando el resto de años por debajo de 40 licencias anuales.
Aún así, todas estas cifras se quedan muy lejos de las previas a la crisis financiera. El año inmediatamente anterior se contabilizaban hasta 149 licencias de obras en edificios, que, aún siendo una cifra notablemente superior a las actuales, también era más baja que las de años anteriores, ya que a principios de siglo se venían contando entre 200 y 300 licencias por año.
Además del número en si, existen más diferencias en lo referente a estos permisos en lo tocante a las actuales y a las certificadas quince años atrás.
Mientras que en 2007 el 43% de las 149 licencias eran para la construcción de edificios de nueva planta, el pasado año el porcentaje se reducía hasta el 12,5%.
Esto se debe a que la inmensa mayoría de estas licencias se otorgan para la rehabilitación de estas construcciones, ya que 88 de las 104 otorgadas en 2020 se dedicaron a este fin, mientras que solo trece fueron para nuevas edificaciones (que permitieron la creación de 221 nuevas viviendas, que suman más de 52.000 metros cuadrados), mientras que las tres restantes fueron para demoliciones totales de infraestructuras.
Esto no hace más que confirmar la tendencia de los últimos años, en los que la creación de edificios de nueva planta significan solo un pequeño porcentaje del total de permisos de obra concedidas: el 2,7% en 2015, el 12,5% en 2016, el 14,8 en 2017, el 8,9% en 2018 y el 10,8 en 2019.
La excepción fue el 2014 cuando, a pesar de otorgarse solo 19 licencias, fueron casi todas a parar al ámbito de la construcción, con catorce.
Las tendencias son dispares al observar el número de permisos otorgados en las siete grandes ciudades gallegas, ya que no todas certificaron cifras cercanas a las de hace tres lustros durante el pasado 2020.
Y es que otras tres ciudades gallegas vivieron en 2020 el mayor número de licencias de la última década: Vigo, con 180, tuvo el valor más alto desde 2010; Pontevedra, con 38, desde 2009; y Santiago de Compostela, con 111, también desde el 2009.
En el lado contrario se encuentran las otras tres urbes de la comunidad, que en 2020 no vivieron este auge de permisos, sino que las tres (Ferrol, Lugo y Ourense), lo hicieron un año antes, en 2019.
A pesar de las tendencias ligeramente dispares, en las siete se puede observar que todavía certifican cifras lejanas a las de los años de la crisis financiera.
Lo mismo ocurre en el global de la comunidad que anotaba el pasado año un total de 3.536 licencias (el 47,3% para construcción de edificios de nueva planta), el valor más alto desde las 4.145 de diez años (más de la mitad para nuevas construcciones) antes y todavía más lejos de las 7.392 de 2008 (el 67,6% para nuevas construcciones) y de las 8.933 del 2007 (de las que el 72,8% eran para nuevas edificaciones).