Un punto de inflexión en el ocio nocturno de A Coruña fue el covid, no porque obligara a cerrar tantos negocios, sino porque la Policía Local potenció la sección de sanciones para hacer frente a todas las denuncias que generaron los ciudadanos que no llevaban mascarillas o que violaban alguna otra de las normativas sanitarias. Cuando la pandemia por fin remitió, la sección centró su actividad en tramitar las otras denuncias pendientes. Como las que refieren a la hostelería: incumplimiento de licencias, de horarios y de ruidos, sobre todo.
Son cientos de miles de euros en sanciones los que se tramitan al año, advierten fuentes municipales. Sin ir más lejos, la semana pasada se condenó a los dueños de un local de Juan Flórez a pagar 30.000 euros por haber abierto sin licencia. Habían alegado que funcionaban como una sociedad sin ánimo de lucro, por lo que no estaban sujetos a las restricciones de bares o cafeterías. Pero el juez no lo entendió así. Además de la multa, le condenó a un año de cierre, así como al pago de las costas. “Siempre apelan, pero siempre ganamos”, apuntan las mismas fuentes.
A menudo, el cierre de un local, sobre todo si es importante, como ocurrió con Grietax hace un par de años, basta para reducir la problemática en toda la zona. “Ahora saben que no pueden tener problemas con la Policía. Antes los mandaban al carajo”, comenta un agente.
El último local cerrado tras una actuación de la Policía Local se encontraba en el Orzán y que se mantenía abierto sin licencia. La intervención se llevó a cabo de madrugada y en él intervinieron cerca de una docena de agentes municipales, tanto de paisano como de uniforme, así como un perro adiestrado para localizar drogas. En efecto, localizaron varias papelinas de cocaína, así como armas.
El gerente abrió sin título habilitante (es decir, sin licencia) porque la normativa actual permite hacerlo con un simple apercibimiento, siempre y cuando dispongan de la documentación requerida, lo que no era el caso. Pero la mayor presión sobre los locales se pudo ver recientemente sobre un establecimiento emblemático, el Delicias, donde se obligó al dueño a ajustarse a la nueva normativa en vez de seguir con las condiciones de su licencia de hace 40 años.