As Xubias, ese pequeño núcleo tradicional marinero de A Coruña a orillas de la ría, que durante mucho tiempo ha permanecido olvidado, ahora parece suscitar bastante atención, desde el anuncio del Ayuntamiento de que se plantea desarrollar la zona de la mano de un fondo suizo llamado Ginkgo. La alcaldesa, Inés Rey, anunció que se invertirá en la rehabilitación de las viviendas marineras, algunas de ellas ya en ruinas. Lo cierto es que en este lugar, mucho tiempo desatendido y al margen de todo, se registran robos en viviendas vacías y los vecinos denuncian que tienen problemas con Urbanismo para rehabilitar sus casas y que se están haciendo obras supuestamente ilegales justo al lado del histórico pazo Guyatt.
En efecto, este edificio es un bien protegido, de manera que no se puede modificar su entorno a unos 250 metros sin el permiso de Patrimonio de la Xunta. Sin embargo, fuentes bien informadas señalan que en el número 11 de As Xubias de Abaixo se están llevando a cabo unas obras supuestamente sin los permisos preceptivos. Se trata del viejo edificio de la sociedad deportiva de As Xubias, que ahora se está convirtiendo en una casa particular, con unas vistas privilegiadas a la ría. Un asunto que es competencia de Disciplina Urbanística.
La Sociedad Deportiva se había trasladado a lo que se llama “el estanque”, el antiguo lavadero, pero se quedó pequeño, luego se trasladaron a otro edificio en la purificadora (ahora en ruinas) y de allí se movieron hacia las naves montadas exprofeso en Oza. El edificio ahora en obras llevaba años en estado de abandono, con el techo hundido y el patio lleno de maleza, pero se está convirtiendo (desde hace dos meses) en una nueva casa que mira a la ría.
Mientras, el nuevo convenio se recibe con cierto recelo porque no es la primera vez que se trata de revitalizar As Xubias. En 2000 había un acuerdo con otra promotora que había comprado el 60% del terreno edificable. Según explican los vecinos, varios de ellos llegaron a un acuerdo para cambiar su terreno y vivienda vieja por una nueva. Pero aquello quedó en agua de borrajas, en parte porque tuvieron que reducir la edificabilidad y el proyecto ya no resultó rentable. En 2008 se les devolvió la vivienda.
“Fue entonces cuando empezaron las cartas de Urbanismo diciendo que nuestra casa es una ruina”, comentan los hermanos Manrique. Es decir, la casa que habían heredado de su abuela que vivía allí hasta 2006. “No era la vivienda habitual de nadie, pero nosotros venimos aquí y tenemos cosas para el surf y de buceo, y venía mi padre, abríamos la casa y ventilábamos. Algunas veces dejábamos la puerta abierta, hasta que la zona se convirtió en menos segura”, explican.
En efecto, en As Xubias de Arriba se han producido varios casos de allanamiento. Los más destacados fueron en el caso del pazo Guyatt. “Saltaban desde la vía del tren”, explican. También en su casa, el número doce, han entrado en cinco años en otras tantas ocasiones. “Tablas, material de buceo... Se llevaron lo que había, pero ahora dejamos menos cosas. Rompían la cerradura y entraban. Se reforzó la puerta y en noviembre la derribaron. “Directamente la reventaron” afirman. A la una de la tarde, un vecino que subía de pescar les gritó y salieron corriendo pero a la semana siguiente reventaron la ventana. Volvieron a entrar este mismo mes.
Mantener una casa en esta zona es difícil, porque el entorno contribuye a la degradación. En 2007, la casa contigua sufrió un incendio quedó en ruinas. “Tardaron una década en desescombrarla, y la del otro lado está tapiada”, señalan.
“En una década, la casa se degradó. Hablamos con Urbanismo cuando nos enviaron la carta en la que señalaban que se había incoado un expediente de Ruinas. Nos dijeron que el tejado, que es de tejas, estaba mal y podía hundirse”, recuerdan. Se rehabilitó el tejado y la fachada y lo reportaron a Urbanismo pero la reforma estaba pendiente del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) que no se aprobó hasta 2013. Hasta entonces, no quedaba claro qué licencias se podrían solicitar. Lo último que supieron del Ayuntamiento fue en 2010, cuando les llegó una nueva carta: “Vino un hombre a verla por dentro, hizo un informe y no tenemos más noticias”.
Pero en marzo de este año recibieron una nueva misiva, en la que se señalaba que no se había hecho nada. “Bueno, ahora hay tejado”, apuntan a lo evidente. Pero en As Xubias siempre hay más de lo que parece. l