Y con agosto brilló el alma de la artesanía de Mostrart

Y con agosto  brilló el alma  de la artesanía  de Mostrart
Varias personas observan las obras expuestas para su venta en la caseta de Philippe Laffont (Estampa y Biblio) | Carlota Blanco

Ha llegado agosto y con él todo lo que se espera de un verano usual: sol, fiesta, paseos, turismo... Bullicio.

 

Eso es lo que estaban esperando con emoción, a veces contenida, otras vibrantemente optimista, los artesanos que defienden el valor añadido de unos oficios únicos y milenarios desde su bastión en los jardines de Méndez Núñez.


Veteranos y noveles coinciden en señalar que julio no ha estado de su parte y vuelcan sus esperanzas en el mes grande de la ciudad. 

 

Saben que para hacer balance definitivo hay que esperar a la última bajada de persiana pero sus impresiones de esta primera semana de Mostrart coinciden, el flujo de asistencia no ha sido comparable a otros años, posiblemente por el inicio de la feria, adelantado a julio este 2024.


Este cónclave que reúne a Philippe Laffont (Estampa y Biblio), Andrés Louro (Ventanas al pasado), Sara Seijo (Sanín percusión tradicional), Rosa (En Babia-Bronce), Eva (Encaixes Melania), Blanca (El taller muy secreto) y Uxía (Las Flores de Greta) analiza con sentimientos y experiencia diversos lo que han vivido y lo que falta por venir. 

 

Todos, salvo Blanca, llevan años siendo fieles a Mostrart y, por ello, nadie mejor para saber cómo tomarle el pulso a la cita. 

 

Las ventas en este inicio también han sido desiguales. El animo de Laffont se apaga cuando señala que “es rarísimo, he vendido diez veces menos pero me toca el segundo turno así que se puede recuperar algo".

 

El futuro artesano


La gente compra pequeños detalles para su día a día, indican Eva y Blanca. La segunda puntualiza que se vuelcan más en regalos pero que, pese a todo, ha estado “en otras ferias, no tan potentes como Mostrart, y he vendido más". 

 

Louro cree que los visitantes hacen "scrolling" de la feria, la repasan rápido como lo hacen con las pantallas de sus dispositivos digitales. Laffont considera que "los oficios antiguos lo vamos a tener complicado en el futuro". 

 

Sin embargo, otro quórum se impone: los visitantes preguntan. 


Los padres explican a sus hijos el trabajo de Laffont, tres jóvenes de EEUU han pasado la tarde del sábado con Eva observando moverse los bolillos que tejen el encaje de Camariñas, una pareja se muda se ha llevado las gaviotas de tela de Blanca para recordar A Coruña en la distancia y Sara toca la pandereta para los curiosos que no eran conscientes de lo mucho que tienen que ofrecer la percusión tradicional gallega.


Les gusta responder, se sienten arropados. La “compra desde el sofá” que menciona Rosa pende sobre ellos. ¿Hay esperanza en el arte de producir algo único con el esfuerzo de la mano humana? 

 

Uxía es lapidaria: "Creo que hay una vuelta a los orígenes y que es el momento de darle todo el valor a esto, a la vida lenta, al trabajo con las manos y a lo que marca la diferencia. Las piezas artesanales tienen alma, un no sé qué que qué sé yo que no se puede comparar a ninguna pieza hecha de manera industrial y contra eso no se puede competir" 

Y con agosto brilló el alma de la artesanía de Mostrart

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