Aquiles Machado afronta su segunda temporada como director artístico de la Temporada Lírica de Amigos de la Ópera. Y lo hace con el mismo mantra de mantener el foco en las nuevas generaciones, pero con la vista puesta en ampliar el espectro de público y mirando de reojo a un futuro en el que le gustaría ver implicada a toda la comunidad gallega.
El año pasado decía que era un reto ilusionante e inesperado.
El primer año fue adaptativo. El segundo tiene una característica importante, que es que estamos tratando de modificar la oferta, que sea un poco más abierta en relación a lo que se hace en otros sitios. Nuestra intención es que haya una gran variedad, de manera que la gente tenga opciones y se entretenga con todo lo que ve. Que sean cosas nuevas, innovadoras, que tengan un punto de presente. También con la idea de romper con esa idea de que la ópera es pasado, una cosa viejuna, y no, está conectada a nuestro día a día y es importante que se perciba en el trabajo que se hace.
En cambio, este año habla de proyecto arriesgado.
Es arriesgado en ese sentido, es arriesgado porque estamos buscando consolidar más y nuevos socios y amantes de la ópera. Adoramos al público que tenemos y sé que estarán contentos de la oferta, pero es arriesgada porque busca ampliar el espectro de efecto de la ópera sobre el público potencial de A Coruña.
Es su segundo año, ¿cómo valora al público coruñés?
El público es maravilloso, lo más fiel que tiene Amigos de la Ópera. Por eso es importante que se enriquezca y que crezca, porque con ese nivel de fidelidad, de pasión... podemos tener una de las mejores aficiones, no sólo de España. Esas ganas de venir a la ópera nos impone un compromiso de ofrecer calidad y que no solo esté abocada a complacer a un sector, sino que la calidad permita que se acerquen a la ópera gente que no esté habituada, y que no lo hagan de manera traumática. Hay que tener la oportunidad de hacer un recorrido por otro repertorio, pero también otro tipo de música. Ese es un proceso que tiene que estar involucrado dentro de todo lo que el festival ofrezca.
Uno de los platos fuertes es ‘Aída’, ¿Qué importancia tiene?
‘Aída’ es una trompeta, un llamado al público, una ópera muy amada y creo que es fantástica para gente que se quiera iniciar en la ópera. Creo que abrir el festival con una ópera como esa es dar una campanada para decir ‘Empezamos los de la Ópera’. Luego, el festival ofrece otras opciones, pero la campanada es ‘Aída’, como ese espectáculo total que la gente viene a disfrutar.
Siempre destaca la importancia de las ‘Novas Voces Galegas’
Muchas de las voces de este año, que vamos a disfrutar, no sólo en las ‘Novas Voces Galegas’, han sido mucho trabajo de conocer las voces gallegas, de audiciones, de visitas a concursos, de cantantes que he ido conociendo en presentaciones... nuestra intención, por lo menos la mía como director artístico, es que la juventud y el talento local tengan un sitio que sientan suyo, su casa. Es importantísimo, porque son ellos los que van a hacer que lo que nosotros hagamos como sociedad cultural, como amantes de la lírica, recale en las casas de los coruñeses, que es donde quiero que vayan, que los coruñeses sientan que la ópera forma parte de su día a día, como en Italia, que la señora cocina un plato de pasta mientras canta ‘La traviata’. Quiero que ocurra lo mismo, que sientan que les pertenece en el día a día, y eso no ocurre si no está vinculado a la gente. Eso es muy importante, no solo a nivel de público, sino como relación diaria con la música.
¿Cómo ve su futuro en la Temporada Lírica?
Me siento como Ted Lasso (ríe). Quiero vivir día por día la temporada y solucionar los problemas cotidianos. Mi pensamiento a futuro es ver crecer a Amigos de la Ópera. Y eso será en relación con otras asociaciones, empezar a trabajar en el pensamiento coproductivo. Ojalá eso pueda ser el futuro, no pensar solo en la Ópera de A Coruña, sino que pensemos en la Ópera de Galicia. Es una idea que me encantaría que se pudiera desarrollar, una temporada mancomunada entre las casas de ópera gallegas.