Así se proclamó la República en A Coruña: una manifestación, banderas y retratos tirados en los Cantones

El alcalde Lens llamó a la calma para una transición tranquila: "Hemos logrado la república después de esfuerzos y sacrificios considerables, y es menester demostrar ahora que sabemos merecerlo"
Así se proclamó la República en A Coruña: una manifestación, banderas y retratos tirados en los Cantones
Imagen de la exposición 'A Coruña no tempo', de la colección Bartolomé Chavert, en la que aparece la jornada en la que fue proclamada la República en A Coruña | Afundación

"La Monarquía ha concluido ayer en España. Simultáneamente se proclamó la República en todas las capitales. Nadie se opuso al hecho, y hoy existe una República más en Europa". Así se narraba el 15 de abril de 1931 en las páginas de El Ideal Gallego la proclamación de la II República en España, ocurrida en la jornada anterior.

 

La información del diario contaba, además, cómo se había producido la llegada de la República al Ayuntamiento de A Coruña, hasta donde se acercó una manifestación "muy numerosa, con una bandera republicana" a las cinco de la tarde. El grupo "destrozó el retrato del rey" en su entrada al Palacio Municipal y colocó en su lugar la bandera republicana, que después se trasladó a una de las astas de la fachada del consistorio.

 

 

Ante esta situación, los concejales republicanos recientemente elegidos en las elecciones fueron al despacho de la Alcaldía, donde estaba el todavía regidor, Maximiliano Asúnsolo Linares-Rivas, quien les dijo que no tenía noticias oficiales y por ello no entregaba la Alcaldía, aunque tampoco se iba a oponer a ello. 

 

El Ayuntamiento republicano fue constituido inmediatamente con Antonio Lens como presidente junto a González Rodríguez y Senra Fernández. "El presidente señor Lens dijo que lo único que correspondía hacer en aquel acto era proclamar la república, y así se acordó entre los aplausos del público que ocupaba el salón y la tribuna", refleja El Ideal Gallego, que cuenta cómo a continuación se llevó un cuadro con la efigie de la República, salido del Casino Republicano, y que se colocó presidiendo la sala.

 

 

Mientras en el Ayuntamiento era la normalidad la que presidía el gran cambio en el que se estaba metiendo A Coruña, y el resto de España, fuera también había pequeños conatos de excesos, como narra la crónica: un grupo pidió que se entregasen los retratos de los ministros de la Dictadura (algo a lo que se opusieron los concejales, alegando que no era el momento), otro arrancó los escudos de la Escuela Normal de Maestras y de las oficinas de Telégrafos (donde también se izó la bandera republicana), varias personas entraron por una ventana del local de la Unión Monárquica para descolgar retratos que luego fueron destrozados en la acera del Cantón y otros "muchachos" fueron recorriendo la ciudad arrancando escudos monárquicos.

 

Desde el periódico avisaron de estos hechos al Consistorio, que intervino para parar la situación: "Con toda rapidez salió del Palacio Municipal una comisión para poner fin a los desmanes. Por desgracia no llegó a tiempo a la U.M. (Unión Monárquica). Luego nos visitaron los comisionados para decirnos que deploraban lo ocurrido. Coincidimos ellos y nosotros en la necesidad de evitar todo desmán, y prometieron intervenir en tal sentido. Efectivamente, salieron a la calle algunos elementos y disolvieron algunos grupos de mozalbetes que molestaban en el Ensanche. Con gusto hacemos constar esa actitud y la eficacia de tal intervención".

 

La crónica incluye, de hecho, un comunicado oficial de Antonio Lens Viera, ya proclamado alcalde, en el que además de confirmar la llegada de la República "a las diecisiete horas y quince minutos" y en el que también hace hincapié en la necesidad de mantener el orden. "Hemos logrado la república después de esfuerzos y sacrificios considerables, y es menester demostrar ahora que sabemos merecerlo. Para ello la Alcaldía, en nombre del Concejo del pueblo de La Coruña, tradicionalmente liberal y democrático, recaba el auxilio de los ciudadanos, seguro de obtenerlo, y exhorta a todos a que ni alteren la tranquilidad pública ni adopten represalias de ningún género, ya que la obra nefasta de la tiranía en estos años vergonzosos ha de ser escrupulosamente revisada y serenamente juzgada", señala Lens.

 

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Portada de El Ideal Gallego con la noticia de la proclamación de la República

 

Y mientras A Coruña -y España- viraban de la Monarquía a la República, la vida seguía en la ciudad. En el Kiosco Alfonso se anunciaba un festival estudiantil, llegaban numerosos vapores al muelle de Linares Rivas, un hombre de origen persa, Haidar Abbas, denunciaba a un coruñés conocido como El Saldista por robarle género por valor de 500 pesetas y otras 100 en metálico, dos mujeres denunciaban ante la Policía al marido de una de ellas por haberla "maltratado de palabra y obra" y la Coral Coruñesa El Eco anunciaba un concierto en el Teatro Rosalía para el día 21. 

 

En este mismo teatro se mantenía la cartelera, con obras como "La Vida es Sueño" de Calderón de la Barca o "Alfilerazo" de Jacinto Benavente, con un precio de las entradas de 2,50 pesetas en butaca y 60 céntimos el billete general. El cine del Kiosco Alfonso programaba "El Kameraman" de Buster Keeaton y el París, "El poder de una mirada", mientras que en La Terraza se podía disfrutar de "Rosalinda". Porque el 14 de abril de 1931 A Coruña cambiaba, pero el 15 de abril de 1931 la ciudad tenía que volver a ponerse en marcha.
 

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