Autónomos advierten de que el futuro del comercio coruñés pasa por ser a domicilio

Las humanizaciones son una “buena fórmula” para mantener con vida un sector, en gran parte, envejecido
Autónomos advierten de que el futuro del comercio coruñés pasa por ser a domicilio
Un bajo comercial vacío en el centro | Quintana

El tejido comercial es la seña de identidad de los barrios. Un nexo que une a los vecinos con los autónomos que dan vida a las calles. Pero este sector, con el paso de los años, pierde peso, al menos en lo que a cifras se refiere. Según los datos de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), en febrero de este año había 15.398 autónomos en la urbe, 44 menos que los 15.466 de noviembre del año pasado. Claro está que este total no representa solo al comercio local, pero, según el presidente de la UPTA, Eduardo Abad, “el 20% de los autónomos que tienen un comercio es mayor de 63 años”. Esto quiere decir, apunta, que “en un corto periodo de tiempo vamos a ver desaparecer más de 3.000 autónomos”.


Cuando se habla del principal reto que afronta el pequeño comercio siempre se menciona el mismo factor: la falta de relevo generacional. No obstante, Abad dispara en otra dirección. “Si queremos comercio local que funcione hay que darle al consumidor facilidad y logística; que estando en mi casa pueda comprar y me lo traigan o que pueda ir paseando, compre algo y no tenga que ir cargando. Es cuestión de responder a que la sociedad ha cambiado”, señala.

 

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Cartel de ‘se alquila’ en un local | Quintana


Esto pasa, comenta, por llevar a cabo “planes de revitalización comercial”, tanto por parte de las asociaciones de comerciantes como del Ayuntamiento. Si bien A Coruña tiene grandes áreas comerciales que “ofrecen al consumidor ventajas tremendas como aparcamiento y accesibilidad”, Abad indica que el sector, gracias a la respuesta municipal en aspectos como las humanizaciones, “está resolviendo bien” la actual coyuntura. “Las obras son buenas medidas y es una buena fórmula; las peatonalizaciones y rehabilitaciones son medidas acertadas porque se ve una ciudad más dinámica económicamente y más humanizada”, explica el presidente de la UPTA. Pero hay otro factor: “No se está permitiendo que haya un aluvión de segundos usos en los locales comerciales. De momento, el alquiler de locales comerciales queda específicamente para locales comerciales. No se ha caído en la especulación”.


Abad, aunque cree que la falta de relevo generacional no debe servir como excusa, sí afirma que “los autónomos que se dedican al comercio son mayores de 55 años en su mayoría”. Los jóvenes, añade, “no encuentran este sector atractivo y por ello los nuevos autónomos tienen que ver con sectores derivados de actividades sanitarias, técnicos especialistas, arquitectura, ingeniería, formación y comunicación”. El comercio, concluye, “se convirtió en un sector refugio en la crisis de 2008, pero aunque puede parecer fácil de gestionar, es de difícil exigencia”.

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Mercería La Crisálida, en San Andrés | Quintana

 

Incertidumbre


Si se tienen en cuenta algunas de las actuaciones urbanísticas más recientes en la urbe, se pueden ver movimientos en los bajos comerciales. En San Andrés, por ejemplo, han abierto nuevos negocios en los dos últimos meses, sobre todo centrados en la restauración. En Os Mallos, desde la peatonalización de Ramón Cabanillas, son más de diez los negocios que se han puesto en marcha. El presidente de la Federación Unión Comercial Coruñesa (FUCC), José Luis Boado, reconoce que “sí se está abriendo nuevo comercio”, pero de ninguna manera se trata del número suficiente para “compensar el que cierra”.


Por su parte, el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Galicia (ATA), Rafael Granados, pone especial énfasis en la “incertidumbre” y prevé que en los próximos años “haya más pérdida de afiliados de sectores tradicionales. Además, en el comercio el número de comerciantes mayores de 65 años se ha incrementado mucho”.


Con todo esto sobre la mesa, los autónomos desconfían de la viabilidad del pequeño comercio, pero siempre ponen algún ejemplo que hace ver que todo es posible y que nada se puede dar por perdido. Es el caso de la mercería La Crisálida, en San Andrés. En 2019, cuando se anunció el cierre del histórico establecimiento, Ramón Santos decidió hacerse con el negocio. Su apuesta no tardó en traducirse en éxitos y, a día de hoy, la cuenta de Tik Tok de la mercería acumula más de un millón de seguidores. 

 

despedidas y bienvenidas en las calles de la urbe

Mientras los datos de autónomos en A Coruña varían cada mes, en las calles se pueden ver nuevos comienzos. En el número 83 de Juan Flórez, sin ir más lejos, ya se puede visitar Alimentari Terra Mía, un establecimiento de comida italiana para llevar impulsado por Luca, el propietario del restaurante Terra Mía (número 87) que abrió sus puertas en la misma calle en 2019. Y como sostiene el presidente de la FUCC, unos vienen y otros se van. Así, en la calle Rosalía de Castro, un gran cartel de despedida informa a los clientes de la zapatería Candela. “¡Gracias por estos 39 años! Después de 39 años llenos de ilusión, trabajo y grandes recuerdos, ha llegado el momento de mi jubilación. Pero no decimos adiós del todo... le seguiremos atendiendo en nuestra otra tienda de plaza de Pontevedra 7. Queremos agradecer de corazón a cada cliente, amigo y vecino que ha formado parte de este camino”.

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