Si los ríos revueltos acostumbran a ser ganancia de pescadores, los apagones pueden acabar por convertirse en algo parecido para ciertos hosteleros que en las malas también saben ver una oportunidad de negocio. Es el caso del Tortoni, en la plaza de San Pablo, no hubo mejor forma de atisbar la luz al final de la avería. Cuando los responsables del local acudieron a realizar la contabilidad se llevaron la sorpresa del año. Incluso del último lustro: registraron la mejor recaudación desde la pandemia, en una jornada en la que muchos habían optado por el cierre.
Con la ciudad todavía a oscuras hubo un pequeño remanso de fiesta en plena subida por Sinfónica de Galicia: decenas de personas abarrotaban el establecimiento a las 01.00 horas, todavía momentos antes del retorno del abastecimiento eléctrico. Era una excepción en un estado casi de excepción, ya que se estaban sirviendo cervezas frías, champán y copas bien ahogadas en hielos. Según Emilio Ron, propietario del establecimiento, no se recuerda una jornada así, ni siquiera en San Juan o Fin de Año. “Podemos decir que fue la mejor recaudación de los últimos cinco años”, subraya. El secreto está en un generador que permitió mantener los líquidos y los hielos a buen recaudo en un día en el que durante las horas de sol muchos ya habían liberado todo el almacén. A las 02.40 horas, y ya con normalidad en el sistema eléctrico, la gerencia decidió que ya era suficiente.