Anthony Loffredo, conocido mundialmente como Black Alien, ya está en A Coruña. Su apariencia despierta curiosidad, inquietud y pasión a partes iguales, y es que este hombre, uno de los más modificados del mundo, está inmerso en un proyecto de transformación para convertirse en un alienígena. Loffredo lleva siete años dedicados a este proceso, y desde entonces ha pasado por decenas de operaciones, además de contar con el 90% de su cuerpo tatuado. No tiene orejas, nariz ni labio superior; tiene implantes por la cara y los brazos, la piel tatuada, lengua bífida y sus ojos han sido tintados de color verde. Además, su operación más impactante tuvo lugar hace poco, y es que el francés sorprendió a sus seguidores con la amputación de dos dedos de su mano.
Black Alien aterrizó cerca de las 17.00 horas al estudio de tatuajes Calipso, en la ronda de Nelle, pero ya una hora antes decenas de personas esperaban su llegada formando una larga cola en la avenida. "Me llama la atención todo su ser, su proyecto, cómo una persona puede llegar a hacer todas las cosas que él se ha hecho en el cuerpo", decía Gema, que se acercó a Calipso con sus amigas Alba y Jenni. De primero en la cola estaba Andrés Díez, de 18 años. "Me llama mucho la atención a nivel artístico. Yo hice Bachillerato artístico e hice un trabajo sobre Black Alien. Me gusta la constancia y dedicación que tiene, además de la fuerza física y mental que tiene que tener para soportar tanto las modificaciones que se hace como la presión en las redes sociales de la gente".
El proyecto del francés no solo gusta a jóvenes. José Manuel, de 51 años, decidió acercarse a la ronda de Nelle con su nieto, Cristian, para poder ver de cerca a Black Alien. "Estoy deseando sacarme una foto, me gusta mucho lo que hace", comentaba el pequeño de once años, mientras que el mayor aseguraba tener la misma intención.
"Estoy impactado por la gente que está fuera esperando"
Anthony Loffredo se bajó del coche que lo trajo a la ciudad desde Lugo, donde ayer visitó otro estudio de la misma franquicia, media hora después de lo previsto. Pero a los coruñeses ansiosos por retratar su impresionante rostro no les importó. Al ver que por fin había llegado, las cámaras tomaron el protagonismo y la cola se disolvió para intentar verlo de cerca. Ya en el interior del estudio, Black Alien confesó que desde pequeño "ya me preguntaba muchas cosas sobre el mundo y la vida. Por qué somos humanos, por ejemplo" y reconoció sentirse "impactado por la gente que está fuera esperando".
"Echaba de menos estar en España y estoy muy contento de estar en A Coruña. Tengo ganas de ver la playa", aseguró. Black Alien, pese a ser francés, vivió un año y tres meses en Barcelona, donde aprendió a hablar castellano, y desde hace meses vive en México. Todo este tiempo ha compartido su proyecto en redes sociales, donde cuenta con casi un millón y medio de seguidores, y recientemente comenzó a tatuar su estilo abstracto. "Todo está en mi cabeza y en mi imaginación. Me gustaría decirle a las personas que no entienden mis ideas que todos somos libres y tenemos nuestras ideas. Si tú quiere hacer algo, lo haces. La libertad es importante".
Lo más complicado a lo que tiene que hacer frente Loffredo es, precisamente, los juicios de las personas que no lo conocen: "Es una guerra diaria", sentencia. Sus seguidores pueden estar tranquilos, y es que el francés anuncia que el próximo paso de su "evolución" llegará pronto: "Siempre tengo en mente nuevas modificaciones, pero en realidad es una mezcla con improvisación".