Igual que es posible averiguar datos de alguien rebuscando en su basura, también es posible determinar el nivel de consumo de una población atendiendo a los desperdicios que genera. De ser así, los datos del Ayuntamiento señalan que el consumo se ha contraído, tanto en el municipio como en el área metropolitana. Es más, no ha dejado de bajar desde el estallido de la pandemia y, en vez de reactivarse igual que la actividad económica, ha ido descendiendo cada año, marcando un antes y un después.
La reducción se da, sobre todo, en inorgánicos (los del contenedor amarillo). Los residuos que entraron en planta pasaron de ser 19.811 toneladas en 2019 a las 17.059 en 2023, último año en el que hay cifras publicadas. Es decir, una caída de casi un 14%. En el caso de los orgánicos (el contenedor pequeño) la diferencia es menos reseñable: en 2019 se contabilizaron 65.995 toneladas de desperdicios y, en 2023, 64.216. Es decir, hay solamente un descenso del 3,7%.
1,01 KILOS por habitante y día se generan en A Coruña, según los datos del Observatorio urbano municipal pertenecientes al año 2023
Esta tendencia es inversa en el caso de las recogida de vidrio y papel-cartón, que se realizan separadamente, y que, en el mismo período de tiempo, han experimentado un incremento muy notable. De hecho, en 2023 se recogió más cartón que en cualquiera de los últimos doce años. Lo mismo puede decirse del reciclaje de vidrio, del que se recogieron 15,5 kilos por habitante y año en 2023, mientras que de papel y cartón se retiraron 23,3 kilos por habitante y año. Son niveles cercanos a 2019, aunque se mantienen muy lejos de 2008, el período de mayor prosperidad económica (o por lo menos, de mayores cifras de recogida en niveles de cartón y cristal), antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Los expertos consultados sobre el tema advierten que cada vez es más difícil ligar el consumo directamente a la producción de desechos, a medida que se va implantando el concepto de economía circular. “Una ciudad responsable y una planta basada en economía circular va a generar menos residuos a pesar de que su nivel económico sea mayor”, señalan. Una sociedad cuya forma de consumo sea más sostenible, por ejemplo, prioriza beber agua del grifo en vez de hacer lo de una botella de plástico, de manera que se contamina menos. “Muchas ciudades europeas están bajando el nivel de generación de residuos y no subiéndolo”, aseguran las mismas fuentes.
La cuestión es si la sociedad coruñesa está lo suficientemente concienciada, habida cuenta de que las campañas a favor de la separación en origen (algo imprescindible para conseguir unos niveles de reciclaje altos) han disminuido mucho a lo largo de los años. “El uso del contenedor inorgánico no está mal y las campañas de sensibilización en materia orgánica siempre han funcionado”, comentan las mismas fuentes.
Tras el derrumbe del vertedero de Bens, el Ayuntamiento se propuso impulsar el reciclaje en A Coruña, y lo consiguió con Nostián, una planta adelantada a su tiempo, pero la mala publicidad generada por la rotura de sus biodigestores (2002) generó en la ciudadanía la idea de que en Nostián no se reciclaba. Aun así, a día de hoy, el sistema de recogida orgánico/inorgánico sigue siendo más efectivo que el del quinto contenedor.
102.790 TONELADAS de residuos llegaron a Nostián en 2023, menos que las 103.132 que se registraron en 2020, el año en el que estalló la pandemia y la actividad se redujo
Sin embargo, el Ayuntamiento asegura que A Coruña tiene que adaptarse a la normativa y cuanto antes, porque La Xunta envió la semana pasada la notificación de una multa de cien mil euros por el retraso de un año.
Cuando el quinto contenedor, el gris (pensado para envases ligeros), salga a la calle, será el momento de una nueva campaña pedagógica. Y de comprobar si, realmente, los coruñeses están concienciados con el reciclaje.
Por ahora, en Galicia coexisten dos sistemas de recogida y tratamiento de basura. El de Sogama, que abarca a la gran mayoría de la comunidad, y el de Nostián y Lousame, en Barbanza. Pero estos dos últimos están llamados a desaparecer en favor del de Sogama, que emplea un sistema de recogida de cinco contenedores, a pesar de que Nostián y Lousame muestran mejores cifras de reciclaje. El Ayuntamiento insiste en que debe cumplir la normativa.