El coloso de Galicia pasa la ITV: así se cuida un rascacielos en A Coruña

La Torre Hercón, el techo de la ciudad y la comunidad, es objeto estos días de un informe para atajar humedades
El coloso de Galicia pasa la ITV: así se cuida un rascacielos en A Coruña
Richi Hermida empieza su jornada desde lo más alto de la Torre Hercón | Patricia G. Fraga

A punto de cumplir medio siglo de vida, la Torre Hercón sigue provocando dolores de cuello y contracturas entre los viandantes. Y es que, por más que estemos en un mundo global y cada vez con mayor querencia por las construcciones hacia el cielo, el punto más alto de la arquitectura gallega impone. Quizás porque su situación o porque parece apoyarse sobre sus ‘vecinos bajitos’, basta pararse en el puente de Sinfónica de Galicia para ser testigo de un hecho curioso: por más que muchos de los que pasan sean coruñeses (los delata el uniforme) no pasan ni cinco minutos entre posado y posado con el edificio de fondo. Sin embargo, la estampa durante estos días es toda una rareza y provoca conjeturas de todo tipo: ¿qué hacen dos hombres colgados a 119 metros de altura y deslizándose cuerda arriba y cuerda abajo?


Algunos, llenos de razón, apuntan a que son limpiacristales. Otros incluso se preguntan si se trata de una escena de acción o de un reto para las redes sociales. Ninguno, empero, se acerca siquiera a la respuesta correcta. Los dos (jóvenes) colgados del techo de Galicia son en realidad profesionales de la diagnosis, técnicos y cirujanos a la vez que chequean el estado de salud. El ‘cincuentón’ goza de una salud envidiable y no hay de lo que preocuparse, vaya por delante. Sin embargo, cada diez años le toca hacerse unas ‘placas’. A Coruña es humedad pura y dura, y eso no se lleva demasiado bien con el hormigón. En ninguna esquina del mundo.

 

Informe

Desde hace tres días, y hasta la semana que viene, la empresa Grupo Bordex, especializada en rehabilitación de terrazas, cubiertas y fachadas, ha desplegado toda su infraestructura para la más extensa de cuantas superficies se pueden tratar en la ciudad. La finalidad es realizar un llamado informe fotográfico del edificio: buscar filtraciones, puntos donde el hormigón se encuentre estallado y pequeñas rajas en la fachada. Que nadie se asuste: todo es correcto y, en realidad, la también llamada Torre Costa Rica resiste a la perfección el desafío de alzarse en A Coruña. “Lo más complicado es que entre los pilares hay muchos recovecos y, cuando llueve muy fuerte, es ahí donde se va acumulando la humedad”, indica. 


¿Cuántas personas son necesarias para chequear la salud de un coloso de 119 metros, con 3 caras y un total de 116 viviendas o locales? Pues un encargado y dos empleados que miran para arriba como quien comprueba si va a llover. De hecho, hasta les ‘pone’ eso de corretear como si de Spiderman se tratase.

 

Amistad

El destino ha querido que sean dos amigos de la infancia los que se cuelguen de las cuerdas en esta ocasión. Richi Hermida y Carlos Buhigas se conocen desde que tenían 12 años, hace ya dos décadas, pero la unión laboral ha sido casi fruto de la casualidad. Richi es el veterano. Son ya ocho años viendo A Coruña desde las alturas, aunque nunca una como esta. “Empecé en la construcción cuando estaba con un FP de Comercio y Marketing, pero complementé mi formación con cursos de altura vertical, así como Formacion en Alturas y Trabajos Verticales”, recuerda el especialista. 

 

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Carlos Buhigas, durante su descenso | Patricia G. Fraga

 

“Tienes que tener poco vértigo y que te guste”, añade. Ahora, en cambio, pocas experiencias llenan tanto como tomarse un respiro ahí arriba. Por delante le esperan ocho horas de jornada, aunque no quiere decir que todo ese tiempo vaya a estar en el aire. La seguridad juega un proceso primordial y deben preparar el izado de las cuerdas, el arnés, la silla, el ID, el asap, el casco o los guantes. Son varios los sistemas que se complementan y cubren un posible fallo del anterior. 


La legislación dice que, como mínimo, deben ser dos los trabajadores que se cuelguen a la vez. Carlos tiene un trabajo a pedir de boca: codo a codo con un buen amigo y en el campo que despertó su interés mientras montaba pladur. “Es una cuestión de vocación y un trabajo buscado: empecé a comer el bocadillo con gente a la que veía en las alturas, un día decidí probar y aquí estamos”, recuerda. No todos han tenido la misma confianza. “Un compañero una vez se quedó bloqueado y, aunque pudo salir por sí mismo, estuvimos a punto de rescatarlo”, matiza Carlos.

 

Trabajo

Actualmente apenas se tarda un minuto en subir de la planta baja al piso 25, sede de la Crtvg y antesala de las escaleras que conducen al tejado. Allí, los incendios de Portugal, unidos a una ligera bruma matinal y un sol rojizo, dejan una estampa de amanecer casi idílica. Richi y Carlos ni se inmutan y se centran en tirar su cuerda, la autopista a través de la que deben circular, cien metros abajo. También será su vía de escape en caso de emergencia. De cualquier tipo. “Antes de saltar hay que venir meado”, bromea Richi. “Si hay cualquier emergencia bajar de golpe: nos lleva un par de minutos en el caso de este edificio, pero si lo haces muy rápido se calienta demasiado la cuerda y quema las manos”, prosigue. 


Bajo la supervisión del encargado de la actuación, Ángel Paz, y que controla desde arriba y desde abajo, finaliza una nueva jornada de la puesta a punto. No usan dobles y se valen ellos solos para pasar revista al mayor gigante de la ciudad. Es la versión coruñesa de la icónica imagen de los obreros en el andamio del Rockefeller Center, actualizada por la evolución de las medidas de seguridad.


Una vez concluyan esa fotografía desde las alturas, la empresa Grupo Bordex elaborará un plan de actuación y un presupuesto para solucionar las deficiencias. En este caso, y aproximadamente una década después del anterior chequeo, el medio siglo lo lleva mejor que nunca la gran estrella del skyline de la ciudad. Y es que los tiempos, cuando se trata de construir hacia arriba, son cada vez más rápidos. Si se echa la vista atrás cien años, en 1925, el Banco Pastor era el techo de España. De lo que no cabe duda, por lo tanto, es de que A Coruña ha sido, es y será una ciudad de altura. 

 

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