Despachan ensaladas para llevar, o en modo take away que se diría a lo moderno, con más intensidad y reclamo de lo habitual. Los establecimientos donde muchos aprovechaban el descanso del trabajo y de clase para sentarse a comer con cierta calma llevaron ayer y hoy las prisas por aprovecharlo con los primeros rayos de sol fuertes del año. Es la consecuencia de dos días con una máxima de 28 grados, según Meteogalicia, pero sobre todo para muchos el desquite de una Semana Santa frustrante y pasada por agua.
Se llenaron los arenales vía exprés entre las dos y las tres de la tarde, un descanso de oficina con parada en Riazor, Orzán o As Lapas, en el que los jubilados que ya cumplieron con lo suyo comentaban la llegada de la ‘temporada alta’ eventual. “Carallo que se nota o calor”, decía una señora que intentaba incrementar su bronceado estampada contra las rocas de As Lapas, al cobijo de la Torre de Hércules. Delataban la procedencia de muchos el uniforme escolar y la mochila a las espaldas, una especie de suplicio que además impedía el refresco en el mar, salvo en el caso de algún atrevido o previsor que se había traído una muda de casa. Permanecieron muchos de ellos hasta media tarde, cuando los arenales alcanzaron su hora punta de ocupación.
El cambio climático o la desaparición de las estaciones tal y como muchos las estudiaron en el colegio desafía incluso al refranero popular. Y es que de aguas mil poco lleva este abril, que sin embargo retomará la temperatura ‘normal’ a partir del domingo. O eso dicen los pronósticos.