Era una ocasión única. Y eso se hacía notar en el ambiente: buses hasta la bandera, atascos en los accesos al Coliseum, pajaritas y boinas en la pista y camisetas ideadas para la ocasión.
Eran tales las ganas que hasta el propio Rod Stewart no pudo aguantar a que terminara de subirse el telón para agacharse, otear al público y echarse sus primeros bailes.
Cualquiera diría que la leyenda británica está a punto de cumplir los 80. Tras las primeras ovaciones se atrevió con un sonoro “¡España!”, antes de dar las buenas noches y anticipar al público que serían dos horas de fiesta.
Tras esas dos primeras ovaciones y su ‘It’s a heartache’, el británico entró en calor y se desprendió de la chaqueta antes de dar las gracias por primera vez al público.
Tras homenajes, ‘Forever Young’ y mientras se acercaba al ecuador del concierto, Rod Stewart convirtió el Coliseum en una fiesta con ‘Baby Jane’ y puso al público a cantar con ‘Maggie May’.
Sus recuerdos de juventud le sirvieron para terminar de entrar en calor y quedarse en mangas de camisa, no sin antes volver a agradecer al público y desearles “Feliz Navidad”.
Y volvería a meterse al Coliseum en el bolsillo minutos después con ‘Young Turks’. “Nos lo estamos pasando muy bien. Es un gran día. Brilla el sol aquí en A Coruña”, afirmaba Stewart.
Y con ‘Downtown train’ le volvió a dar protagonismo, como durante buena parte del concierto, a su banda, en concreto al saxo, que se ganó una sonora ovación del público mientras el británico preparaba su siguiente atuendo.
Si hubo momento para la fiesta, también lo hubo para la reivindicación. Ataviado con un traje azul y chaqueta amarilla, le quiso dedicar una canción al pueblo ucraniano y, en concreto, a su presidente, Volodimir Zelenski, cuya imagen llegó a presidir las pantallas del Coliseum.
Y, tras un nuevo cambio de vestimenta, Rod Stewart encaró el tramo final del recital convirtiendo el multiusos en Las Vegas.
Y fue en estos momentos finales para los que dejó el icónico ‘Do Ya Think I’m Sexy?’ tras el cual se despidió repitiendo en varias ocasiones un sonoro “¡Goodbye A Coruña!” y un enésimo y último agradecimiento al público, tras el cual se bajó el telón por primera vez. Pero rápidamente volvería a levantarse para que un Rod Stewart con gorra de capitán despidiese a los coruñeses con un ‘Sailing’ que un repleto Coliseum coreó junto al caballero del rock.
Y que había ganas de ver al británico se volvió a hacer patente tras bajar el telón por segunda vez. El público, que coreaba al ex de los Faces, aguardó por un segundo bis que nunca llegaría y que, pese a una gran noche que quedará en el recuerdo de los presentes, los dejó con ganas de más.