Ocurre con las obras que nunca logran el consenso y el aplauso, por más satisfactorio que sea el resultado final. No gustan a casi nadie, salvo a algún aficionado a visitarlas y observarlas. Sin embargo, la falta de ellas lleva directamente a acusar al Ayuntamiento de “no hacer nada”. Después del comercio o los vecinos que soportan los ruidos y cortes de calles los afectado silenciosos son también el bolsillo de los ciudadanos, su seguridad y la salud de sus coches. Y es que, debido a la proliferación de obras prácticamente en cada barrio, los talleres especializados han detectado un crecimiento exponencial de las incidencias leves: pinchazos derivados de pisar materiales punzantes o cortantes de pequeño tamaño.
Uno de los lugares de referencia cuando toca cambiar una rueda, o mejor dicho dos o cuatro, es Neumáticos Kyo, en Pocomaco. Algunos de sus trabajadores han realizado un seguimiento de incidencias en los coches que periódicamente acuden a cambiar de ‘zapatos’, y el problema se hace cada vez más visible. “Si antes teníamos un pinchazo así cada cuatro o cinco días ahora entran dos o tres al día”, explica uno de esos encargados de sacar el clavo en cuestión y recuperar el caucho. “Creemos que, mayormente, la culpa es de la cantidad de obras que hay en la ciudad. Incluso, mucha gente que no pinchaba en un año ahora lo sufre dos veces en cuestión de tres meses. Le decimos a los clientes que no se preocupen, que lo normal es pinchar”, añade.
A pesar de que no se trata de un problema grave sí puede haber casos de complicaciones, sobre todo si el conductor no detecta la incidencia a tiempo, afirman los trabajadores de Kyo: “Puedes fastidiar la rueda o pegarte un buen tortazo”. Además, también culpan a las chapas y los badenes de la vía como culpables de piezas sueltas.
Por otra parte, a pesar de dedicarse a la mecánica general, Ángel Guillín tiene en su taller una larga nómina de habituales que cada vez acuden con mayor asiduidad a solucionar ese contratiempo. “Hay días que tenemos cuatro o cinco casos y no son los típicos tornillos de casa abandonada, sino que los ves en perfecto estado, nuevos. Se los achaco a las subvenciones para rehabilitar las fachadas y las obras que todo ello ha provocado”, dice. “No es que te obligue a cambiar la rueda, pero dependiendo del punto de colisión y la dejadez del conductor puedes acabar por fastidiar la cubierta”, agrega.
Aproximadamente, el gasto medio por pinchazo, siempre y cuando no se haya enquistado en el neumático, es de aproximadamente diez euros. Además, desde hace unos años, es obligatorio que los coches incorporen el sistema de detección de la pérdida de presión. No obstante, el envejecimiento del parque móvil y la dejadez de algunos puede convertir una mala coincidencia en toda una amenaza para su seguridad y la de los otros.