La madrugada de ayer desgraciadamente volvió a ser protagonista en A Coruña. Esta vez, por un nuevo asalto en el número 86 de la céntrica calle San Andrés, que acabó con el cristal de la puerta de entrada de la tienda de alimentación O Recuncho do Granel, uno de los mayores perjudicados de las recientes obras de reurbanización en la zona.

El suceso ocurrió pasadas las 04.20 horas, cuando la dueña del negocio, Guadalupe Ferreirós, recibió una llamada de que habían asaltado su local. 

En el visionado, se descubrió a un ladrón rompiendo el cristal blindado con una tapa de una alcantarilla. Tras la rotura parcial, ingresó al comercio con el objetivo de robar dinero aunque, según apuntó la dueña, “no se llevaron nada porque no quedó nada”.

Ferreirós aseguró estar “harta de repetir, desde la primera vez que entraron, que aquí no queda ni un euro, con lo cual, excusan volver a entrar”. No obstante, la suerte no está del lado de la dueña del negocio. Es la segunda vez que entran a robar en dos meses y medio y la novena en los últimos diez años. 

El hurto más destacado fue el primero de ellos, dado que los cacos consiguieron hacerse con el cajón donde guardaban el dinero, que en ese momento contenía 400 euros de recaudación.

La propietaria del local quiso dar una explicación sobre estos dos últimos robos en su negocio y, en general, en la zona. “Hay poca seguridad, hay poca patrulla y ahora, tal y como está la calle con el tema de las obras y al no pasar ningún coche, los ladrones campan a sus anchas”, explicó. 

Por lo menos, tras el último atraco en O Recuncho do Granel, se logró identificar al autor. Tras este nuevo asalto, aún se desconoce el responsable de los hechos.

Continúa la inseguridad

A lo largo de los últimos meses son pocos los comercios del centro de la ciudad que no sufrieron robos, o intento de ellos. El caso de San Andrés es el más particular. Coincidiendo con las obras de reurbanización, los cacos tienen vía libre para actuar, sobre todo, en horas altas de la madrugada.

El nulo tránsito de coches y por ende, de patrullas policiales, hace que el futuro bulevar sea uno de los lugares fetiches de los asaltantes para cometer los hurtos. “Ya entraban antes, ahora lo tienen mucho más fácil”, recalcó Ferreirós, la última perjudicada por estos ladrones.

Además, la tienda de alimentación es una de las principales afectadas por las obras de acondicionamiento de la calle San Andrés. La dueña declaró a este periódico hace poco más de medio año que “no sirve de nada que dejen la calle preciosa si no quedan pequeñas tiendas que visitar”, incluyendo un llamamiento. “Pedimos en nombre de todo el comercio local que vengáis al centro a comprar”, expresó. 

Guadalupe Ferreirós tendrá que hacer frente a las consecuencias de este suceso. Hace escaso medio año se lamentaba por las obras, primero por la escasez de clientes, y ahora, por el incremento de robos.