Triunfar con un establecimiento de cocina internacional en A Coruña hace tiempo que no es noticia, sino más bien tendencia. Sin embargo, que un extranjero se encargue de salvar, reactivar y convertir de nuevo en referente un mesón de toda la vida es elevar el nivel de mérito varios escalones. A eso nadie le gana a Akbar Roostaei, un iraní que decidió apostar por Estrela dos Castros hace exactamente un año y que ahora ya tiene dos bares dentro de la misma zona. El Mirador de Os Castros fue la otra gran apuesta, de momento también ganadora.
El empresario quiso tener un cariño con sus clientes y celebró una gran fiesta de cumpleaños junto a los más habituales. “Siempre he dicho que quería volver a la hostelería de toda la vida y lo hemos conseguido”, apunta Akbar, quien se define como un “hostelero iraní a la coruñesa”. Después de dos décadas asentado en A Coruña ya se siente plenamente integrado. “Soy un gallego más, la mitad de mi vida la he pasado aquí”, dice el emprendedor llegado de Oriente Medio.
En esa hostelería tradicional que Akbar ha querido recuperar está la imagen de bar de barrio y de tasca de toda la vida. “Hay hábitos de la pandemia que todavía nos cuesta recuperar”, subraya el empresario. “Tenemos desde chavales que vienen por el fútbol a una tuna veteranos”, asevera.
Aunque invita a todos a probar por su cuenta y juzgar por ellos mismos, Akbar adelanta que no hay nada más español que su pincho más demandado: tortilla de patata. “Cualquier cosa que hacemos está buena”, advierte.
Unas semanas después de la apertura de Estrela dos Castros Akbar quiso seguir creciendo. Mirador de Os Castros se unió a la familia con un concepto ligeramente diferente. Aunque mantiene su apuesta por la tradición y el arraigo de barrio incorpora el concepto de ‘terraceo’, marco instagrameable y apuesta por la primera copa.
Para demostrar que a vecino de Os Castros no le gana nadie, no duda en arrancarse con el ‘koruño’, un deje que entremezclado con el acento persa deja una más que curiosa combinación. De momento, y a pesar de su inquietud empresarial, parece mucho aventurar otra apertura. No es por ilusión, sino más bien una cuestión de manos. “De momento, la aventura del tercer local la aparcamos, no es nada fácil encontrar personal para trabajar en hostelería hoy en día”, finaliza.
Queda aparcado también, de momento, la introducción de la cocina persa en un mesón de barrio de Os Castros. En este caso, uno de los imperios más antiguos de la historia quedó ‘conquistado’ por la gastronomía y los gustos gallegos.