El fiscal superior de Galicia, Fernando Suanzes Pérez (Ferrol, 1953), fue el encargado de introducir ayer al conferenciante de la segunda sesión del Foro Ideal, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón. Un papel que llevó a cabo con “honor” y siempre desde la admiración profesional hacia un magistrado del que destacó, entre otras muchas virtudes, su independencia y racionalidad.
Suanzes comenzó su discurso agradeciendo a El Ideal Gallego su “amable invitación para participar en este segundo Foro Ideal”, en el que se trató “una materia tan sugerente, apasionante, relevante y siempre actual como es la Audiencia Nacional y su rol en la protección de la democracia”. Así, habló de los propios orígenes de este órgano, que como explicó se originó de la mano de la propia democracia, “en el sentido de que la creación de la Audiencia tuvo lugar en 1977, el mismo año en que se celebraron las primeras elecciones democráticas tras la dictadura”.
El fiscal superior de Galicia destaca entre sus virtudes su “gran conocimiento de la ley, imparcialidad y gran discreción”
De esta manera, según expresó, la Audiencia Nacional “constituye en hecho, existe coincidencia doctrinal y social, una pieza clave dentro de la estructura judicial en razón de las especiales competencias que le corresponden, lo que hace que se convierta para la opinión pública, con mayor o menos propiedad, en el símbolo más presente del modo en que funciona la justicia en nuestro país”.
Este órgano judicial, comentó, “que no se ha librado de críticas desde su creación”, según las opiniones más autorizadas “ha prestado un relevante servicio al fortalecimiento de nuestro Estado social y democrático de derecho”. “Y de manera muy particular”, prosiguió, “combatiendo la lacra del terrorismo”.
Por lo tanto, alabó el trabajo de personas como el magistrado Manuel García-Castellón, con el que comparte la “creencia por la administración de justicia”. “Con grandes satisfacciones, debo decir, en la mayoría de los casos”, según puntualizó.
Así, hizo un repaso de la extensa carrera judicial del invitado, en la que comentó los distintos puestos en los que se desempeñó a lo largo de su vida, tanto dentro de España como fuera de sus fronteras. Sin olvidarse, por supuesto, de los múltiples casos mediáticos en los que ha trabajado, desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA a Banesto, Púnica, Kitchen o Tsunami Democrátic. Asuntos, aseguró, “de notable complejidad jurídica y de difícil instrucción, y relacionados con el terrorismo, la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia organizada o los delitos cometidos fuera del territorio nacional”.
En definitiva, dijo, “desarrollando una función esencial en el Estado de Derecho con profesionalidad y rigor”, que, “al margen de las polémicas que envuelven siempre a la Audiencia Nacional, constatan un gran conocimiento de la ley, objetividad, racionalidad, independencia, imparcialidad y gran discreción”.