García-Castellón en A Coruña: “Si Francia hubiera colaborado, ETA no habría durado 40 años”

El juez de la Audiencia Nacional reflexionó sobre el papel de la institución en la defensa de la democracia en la segunda jornada del Foro Ideal
García-Castellón en A Coruña: “Si Francia hubiera colaborado, ETA  no habría durado 40 años”
García-Castellón, durante su ponencia en el Palacio de la Ópera | Javier Alborés

Casi un mes después de que el juez Manuel Marchena inaugurase por todo lo alto el Foro Ideal, el foco del nuevo espacio de debate y reflexión en la ciudad pasó de la Sala Segunda del Tribunal Supremo a los orígenes, objetivos y sobre todo peligros que se ha encontrado el juez Manuel García-Castellón en la protección de la democracia desde la Audiencia Nacional. Una vez más, lo que podría parecer un análisis en clave para especialistas, resultó en realidad un viaje por la historia más reciente, y en ocasiones más dura, de la España de constitucional. 


Desde la improvisación, y casi siempre en primera personal del singular, consiguió convertir la anécdota en el mejor ejemplo, y también homenaje, a quienes lucharon por mantener el orden democrático, literalmente, a prueba de bombas. Superada, que no olvidada, la pesadilla de ETA,  el magistrado dejó una contundente de sentencia sobre cómo se pudo haber ahorrado buena parte de ese dolor. “Si Francia hubiera colaborado como nos hubiera gustado, esto no habría durado como duró 40 años”, dijo acerca de las dificultades incluso desde el mismo bando al otro lado de los Pirineos.

 

1 La Audiencia Nacional y su nacimiento

Toda vez que el título de la ponencia era ‘La Audiencia Nacional y su rol en la protección de la democracia’, el juez García-Castellón optó por poner en contexto el nacimiento de la institución y el campo de actuación de esta. Consiguió, de ese modo, democratizar el discurso y hacerlo entendible y digerible para los menos duchos en la materia. “Siempre ha estado llena de polémicas y casi siempre muy interesantes”, dijo acerca del nacimiento en sustitución del franquista Tribunal de Orden público y el contexto de “democracia balbuceante con problemas de delincuencia graves”. 


Uno de los elementos revolucionarios de la Audiencia Nacional fue, según subrayó García-Castellón, la introducción de una figura similar a la del juez federal americano, que investiga el delito más allá del lugar de comisión: “El Estado se enfrenta a esos problemas enormes y esos delitos no pueden instruirse o investigarse en el lugar donde se cometen, porque pasaría lo que sucedió durante tantos años en Italia: matas al fiscal o al juez y se extiende hacia los demás el miedo. La centralización es lo que le pone a salvo del lugar. Evidentemente esta idea de centralizar fue muy criticada. Se sustraía el juez natural y se lleva a otro sitio, en este caso a Madrid”. Además, en su primera referencia al matrimonio entre política y medios de comunicación apostilló: “Había gente bienintencionada que lo criticaba de forma expresa, pero también los malos, a través de ciertos medios de comunicación y muy cercanos a unas posiciones determinadas. Aquel debate concluyó hace unos años”.

 

2 Las diferentes caras del terror en España

“Desde el principio, la Audiencia Nacional se constituye en defensora de la democracia, que nace con la Constitución y se enfrenta al crimen organizado”. Así enlazó el juez el nacimiento de la institución con la mayor de las organizaciones criminales a las que se ha enfrentado: los grupos terroristas: “La más importante de las defensas se refería al terrorismo, que supuso casi la quiebra del Estado y provocó un golpe de Estado (23-F) por una situación insufrible que se estaba exacerbando con muchos muertos cada semana: con el tiro en la cabeza, casi siempre de forma cobarde”. Le puso letras e iniciales a través de los años: el Grapo, el Frap (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, ETA o el yihadismo


A cada uno de esos grupos lo identificó García-Castellón con uno de esos actos de cobardía a los que puso nombre, apellidos y fecha de las víctimas, algunas de ellas compañeras de promoción y profesión. “El caso de Miguel Ángel Blanco supuso un antes y un después y, al mismo tiempo, esa situación de terror llevó también a la muerte de una compañera, Carmen Tagle, asesinada en la puerta de su garaje”, lamentó. “Se enfrentaba a los jefes militares de ETA en los juicios, pero tampoco hacía falta enfrentarse así para que te pudieran pegar dos tiros, y de hecho lo hicieron con más gente”, prosiguió. Resultó atronador el silencio cuando el juez contó que, después de asesinar al político popular Jiménez-Becerril y a su mujer, un terrorista respondió al por qué de la condena de muerte a de la esposa: “Porque estaba allí”. García-Castellón igualó ese fanatismo al de los grupos yihadistas en la actualidad: “No he visto diferencia en la no distinción del bien y el mal”.

 

3 La experiencia entre Francia e Italia

García-Castellón continuó su defensa de la democracia como magistrado de enlace en Francia primero e Italia después. La lucha contra el crimen organizado es fácil de identificar en el país transalpino. Sin embargo, en el país vecino alcanzó su mayor grado de frustración. “Ves el egoísmo de los estados”, denunció. “Si Francia hubiera colaborado como nos hubiera gustado, esto no habría durado como duró 40 años. Habría durado muchísimo menos. No hubiera habido casi 900 muertos, hubiera habido muchísimos menos. No hubiera costado docenas de miles de millones. Todo el sufrimiento, la gente que se ha quedado tetrapléjica, todo el terror que se ha difundido. Eso, seguramente, nos lo hubiéramos ahorrado”, añadió antes de enumerar las trabas que la justicia francesa puso a la lucha contra ETA durante años.


El poder de la mafia (Cosa Nostra, Camorra, ‘Ndragheta y Sacra Corona Unita) y su capacidad para sembrar el terror sólo con pequeños gestos dejó algunas de las anécdotas más curiosas, alguna propia de película de Scorsese.


4 La injerencia del Estado en la labor judicial

Se refirió Manuel García Castellón en varias ocasiones a “los buenos” y “los malos”. De estos últimos relató ataques “a coches blindados, tiros, amenazas o insultos”. Sin embargo, especialmente dolido le ha dejado una reciente “época en la que los ataques vienen de los buenos, de otras instituciones del Estado”, que le dejan, según dice, “chocado”. “¿Cómo se puede frivolizar? No se puede llamar crítica a resoluciones judiciales, cuando te llaman de todo, incluido perro judío. Tiene un efecto perverso y lo que hace es extender el miedo"


Después de suspirar por un modelo “de vigilancia y respeto como el anglosajón” (al igual que Marchena en la ponencia de septiembre), García-Castellón volvió a ilustrar con anécdotas el efecto de esos ataques, como el caso en el que no se cayó la investigación contra una banda de ladrones por miedo a una querella. “Si dicen esas barbaridades, ¿no me protege a mí el Estado? No hay nadie detrás de ti, estás solo, como el Cid Campeador”, dijo antes de finalizar con la enésima historia personal, esta vez sobre la reverencial figura del magistrado en Estados Unidos. “No pido eso, pero sí una cosa intermedia”, bromeó. 

 

García-Castellón en A Coruña: “Si Francia hubiera colaborado, ETA no habría durado 40 años”

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