El periódico del 9 de diciembre de 1997 abría con el traslado de 16 etarras a cárceles cercanas al País Vasco, los temores de los comerciantes del Barrio de las Flores por una oleada de robos y la búsqueda desesperada del Deportivo de fichajes para calmar a la afición.
Una de las áreas más conflictivas del litoral coruñés es la de Oza, donde coincide el uso industrial y pesquero con el de esparcimiento. El Plan Especial redactado por la Autoridad Portuaria propone para esta zona cinco objetivos principales: el encaje definitivo del nuevo acceso al puerto en Oza, la ordenación de las instalaciones y viario interior de la nueva zona pesquera, la reordenación del recinto de los varaderos, el proyecto del nuevo puerto de invernada y la definición de los nuevos accesos a la playa de Oza.
Una plaga asola el Barrio de las Flores. En las últimas semanas, los establecimientos de esta zona han sufrido la rapiña de una banda de saltimbanquis y la consecuencia de su paso ha sido peor que el de la temida langosta: al menos 10 locales desvalijados, algunos en más de una ocasión, en apenas quince días. Los últimos asaltos a día de hoy se produjeron durante la madrugada del domingo, día siete. La cafetería Oza Juvenil, sita en la calle Claveles, en las inmediaciones de la ronda de Camilo José Cela, recibió la visita de los "cacos" pasadas las siete de la mañana. Rompieron el cristal, entraron y en un chasquido de dedos salieron. El botín, nada despreciable: las mejores botellas de licores que se encontraban en los expositores; todo el tabaco e incluso mecheros y chicles. Para el camino, seguro.
Hay una palabra que rechazan todos los colectivos que tienden una mano a los sectores más desfavorecidos. "Para la gente que llega a nuestra puerta es una doble cruz: su situación y encima cargar con etiquetas sociales que los excluyen", cuenta la madre Balbina, Balbina, para los estudiantes que se forman en el centro violentas que Cáritas mantiene en el Barrio de las Flores. La actividad de esta veterana organización humanitaria, que cumple medio siglo este año, abarca desde la educación hasta las ayudas de emergencia mínimas para la subsistencia: ropa y comida. En Cáritas-La Coruña, que atiende las necesidades de las parroquias rurales además de las de la ciudad, el pasado ñao inviertieron 49 millones de los 215 de gasto anual de lo que denominan "atención primaria": ropero, medicinas, los meses de alquiler de una familia al borde del desahucio o un billete de tren para un transeúnte.