La zona de Orillamar más próxima al cementerio de San Amaro estaba a punto de experimentar un gran cambio hace 25 años, cuando se ultimaban los preparativos para el derribo de los arcones. Las 34 familias que allí estaban instaladas iban a ser realojadas en 36 viviendas sociales de nueva construcción que, según el Ayuntamiento, se entregarían a sus destinatarios en un plazo de año y medio. Ese tema mereció la foto principal de la primera página de El Ideal Gallego del 6 de abril de 2000. Hace 50 años, tal día como hoy de 1975, el periódico reflejó el malestar ciudadano por la subida de una peseta en el precio del billete de los trolebuses, que pasaba a costar 5,50. Hace 75 años visitaba la ciudad el ingeniero Alejandro Goicoechea, inventor del tren Talgo.
El Ayuntamiento de A Coruña prevé que en un plazo de año y medio se puedan entregar las 36 viviendas sociales que se construirán para realojar a las 34 familias que actualmente habitan en los arcones de Orillamar. El Gobierno local cederá a la Xunta antes de seis meses la parcela de la calle Orillamar donde se levantará el nuevo bloque de pisos. Los ocupantes de estas chabolas podrán alojarse por un alquiler de entre 8.000 y 10.000 pesetas en los nuevos inmuebles que edificará el Instituto Galego de Vivenda e Solo con una inversión de 269 millones de pesetas.
La concejala de Servicios Sociales, Mar Barcón, recalcó ayer, 5 de abril de 2000, que los pisos serán ocupados solo por los residentes de los arcones y no por chabolistas de Casablanca, Oleoducto y O Portiño, tal y como se había anunciado en un principio. La construcción de este bloque de viviendas inicia el plan de erradicación del chabolismo en A Coruña, donde aún queda pendiente la eliminación de los poblados existentes en la calle Oleoducto, Penamoa y A Pasaxe.
Por otra parte, las concejalías de Infraestructuras y Tráfico estudian la posibilidad de retrasar la apertura del viaducto de Linares Rivas con el fin de acelerar el desarrollo de las obras y concluir la construcción en junio de 2000. El Ayuntamiento considera viable esta posibilidad.
Doscientos diez obreros y estudiantes de distintas zonas coruñesas nos envían una carta en la que manifiestan su disconformidad con la subida de una peseta autorizada en los transportes públicos. El coste del servicio, cuyo precio pasa de 4,50 a 5,50 pesetas, viene a significar un 8% del salario mínimo interprofesional aprobado por el Gobierno para 1975, teniendo en cuenta el número de billetes necesarios para los desplazamientos de un trabajador o de un estudiante.
En clave cultural, nuevos vientos van a soplar en este 1975 para el Festival de la Ópera. El sistema de subvención municipal cambiará para el presente festival, de tal forma que el Ayuntamiento aportará una cantidad fija –alrededor de un millón y medio de pesetas– a la sociedad Amigos de la Ópera, que se encargará de organizar, promover, gestionar, contratar y administrar todo.
El ilustre ingeniero don Alejandro Goicoechea, inventor del tren Talgo, llegó a La Coruña ayer, 5 de abril de 1950. “He venido para hacer un estudio particular acerca de las modalidades del transporte de pescado desde esta región al centro”, explicó a su llegada. Goicoechea sostiene que el Talgo podría circular sin dificultad por las líneas de Galicia.
“En esta región tan apartada prestaría un servicio muy interesante –aseguró el ingeniero a su llegada–. Mi primera idea no fue la de construir un tren de lujo, ni creo que a La Coruña, por ejemplo, le interese más que vengan muchas personas en un tren cómodo y rápido, siendo esto importante, como que el pescado pueda ser llevado a Madrid en pocas horas. Y tal fue mi primer pensamiento: trenes de transporte de pescado, en los que todo se sacrificaría por la rapidez”.